Yolanda, R.I.P.

Los españoles somos muy dados a reducir espacios con el fin de procurarnos una seguridad que nos permita vivir sin angustias, dada la afición que tenemos de meternos a fisgonear en la vida de los demás y los demás en la nuestra.

Los que tenemos la costumbre de expresar nuestra particular opinión sobre comportamientos sociales, sabemos que podemos ser mal interpretados al tacharnos de lo que no somos, con el único afán de acallar nuestra crítica social, dejando así el campo libre a los creadores de opinión profesionales, que suelen estar al servicio de interesados grupos de presión, en busca del dominio y del control.

Lo hacen con el fin de conseguir una sociedad domada, entregada, obediente y silenciada.

Entre esos grupos de presión se encuentran los que integran la clase política en su más que peculiar estructura piramidal.

Y dentro de ella a los que han hecho o pretenden hacer, de la politica su profesión, aunque a veces tengan que hacer de camposantero.

En cierta ocasión asistí a un simposio donde intervinieron diferentes líderes políticos, auténticos pesos pesados de aquel panorama español de los ochenta.

Recuerdo como en la cafetería de un gran hotel de Madrid tuve la fortuna de compartir charla con auténticos pesos de la política y del sindicalismo español.

En tono distendido y dentro de la confianza que da compartir un café con gentes que muestran una aureola pública, uno de ellos mostrando su cercanía me dijo:

– Fíjate lo que representa el milagro de la vida, que de un simple espermatozoide puede salir desde un premio Nobel, un artista, un literato y hasta un político. De ahí que la Democracia pueda hacer que todo esté a nuestro alcance no siendo nadie.

Y otro compañero ocasional de aquella tertulia apostilló con una anécdota:

– En mi pueblo tenía un amigo que siempre deseó dedicarse a fabricar sueños. Un día me lo encontré y me recordó:

– ¡Coño Rafael! ¿Conseguiste ser fabricante de sueños?

Y Rafael sin descomponerse respondió:

– Si, tengo una fábrica de colchones y me va muy bien…

El problema de los políticos es que el acceso a ese mundillo es un auténtico coladero por el que se cuelan todo tipo de gente…

Para ser político no es necesario nada, sólo ser obediente, moldeable, trágala y, sobre todo, sumiso y fiel como un caniche…

¿A ver cuántos magnates, investigadores, científicos y gentes de elevados currículums se refugian en la política en España…?

Como es de justicia, siempre hay honrosísimas excepciones que, a fuerza de ser justo y positivo, me quedo con ellos para no ser tachado de negativo. Lo mejor de los políticos es que son tan efímeros, que algunos duran lo que una pesadilla.

Ahí tienen a la ex líder de Sumar que ha durado lo que un caramelo a la puerta de un colegio. Yolanda Diaz ni siquiera se ha tomado la responsable tarea de dimitir, sus «compañeros de besos, arrumacos, abrazos y manoseos le han enseñado la puerta de salida con el ruego de cerrar por fuera cuando ni siquiera han pasado 24 horas de su batacazo electoral.

Eso sí, de lo que no se larga es de la vicepresidencia, que eso es ya harina de otro costal.

Su «camarada» Pablo Iglesias sí abandonó todo, incluido su suculento, generoso, desmesurado y grácil sueldo correspondiente a 15 nóminas de cualquier trabajador como vicepresidente y ministro del gobierno.

No está Sánchez tan boyante como para decirle a Errejón que asuma el ministerio que desde hoy okupa la recién «dimitida» Yolanda.

Y es que la política a veces es tan asquerosa…

Enrique García-Moreno Amador

Presidente del Ateneo de Ocaña

Escritor y amante de Ocaña y su historia

Tags: El Atril de Enrique García-Moreno

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Enrique García-Moreno Amador

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