Hoy se reconoce la vida y la contribución social realizada por las personas mayores, independientemente de si son abuelos. Y digo su contribución porque sus vidas permitieron el desarrollo actual de mi generación, y generaciones posteriores, así como la contribución en la crianza de los nietos, participación en el tejido social mediante organizaciones sociales, y sobre todo el sostén económico y afectivo que ayudan a las familias a sostenerse en épocas de crisis, como se comprobó con la crisis del 2008. Por estas razones hoy reconocemos su valía como personas y ciudadanos, y es justo reconocer su labor, así como recopilar sus historias, la intrahistoria de los estudios de historia, para no provocar un olvido generacional, y así conocer el origen de las tradiciones, de los cambios sociales, descubriendo nuestra identidad.
Por la comunidad de Castilla la Mancha, se han celebrado actos en reconocimiento de las personas mayores, los centros sociales destinados a su atención, han festejado este día, colocando en el centro, al menos un día, a estas personas, que afrontan la vida como siempre hicieron, con la resignación necesaria para insistir en vivir, y la voluntad de autonomía e independencia, que forjaron a lo largo de su vida. Voluntad que persiste incluso en sus procesos de envejecimiento, donde no renuncian a ser quienes fueron.
Video de la celebración
Sólo en una situación esta fortaleza es derribada, y es en los deterioros cognitivos, donde la persona va desapareciendo, a medida que avanza dichos procesos, pero incluso en estos momentos, en este día, es imprescindible que estén, que sientan las emociones, pues ningún proceso cognitivo puede con las emociones, y así integrarles, no a ellos, sino en nuestro imaginario social, tener presente su vida, su existencia, debido a que estas personas también contribuyeron a nuestro bienestar.
Y por supuesto, todo con una fiesta, con la alegría que se merecen, y compartiendo bailes, barbacoas, refrescos, conversaciones, emociones, como el más grande reconocimiento que podemos otorgarles, y así crear un pensamiento donde la vejez, o más concretamente, el periodo de jubilación no sea un problema, sino un reconocimiento público y social, con alegría. Donde puedan seguir contribuyendo a formar una sociedad del bienestar, que nos enriquezca.
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