El Real Monasterio de Sant Cugat es una antigua abadía benedictina situada en Sant Cugat del Vallès en Cataluña. Fundado en el siglo IX y en construcción hasta el siglo XIV, fue el monasterio más importante del Condado de Barcelona
El monasterio tiene sus orígenes en una iglesia del siglo V que albergaba los restos de San Cucufato (Sant Cugat). En el siglo IX, se decidió unir esta iglesia con una fortificación anexa.
A lo largo de los siglos, el monasterio sufrió varias ampliaciones y reformas, especialmente después de ser dañado por un ataque musulmán en el año 985.
Su cercanía a Barcelona le otorgó el favor de la Corte Condal y Episcopal. Su excelente lugar estratégico lo puso en una posición inmejorable para colaborar en la expansión del Condado de Barcelona de los siglos X a XII. En 1039 Ermessenda de Carcasona escogió este monasterio para celebrar el matrimonio de su nieto, el conde Ramón Berenguer I con Elisabeth de Nimes. El monasterio tuvo mucha importancia cuando el Conde de Barcelona Ramón Berenguer IV celebró allí las Cortes en 1143. No fue la única vez. En época de Jaime I se mantuvieron buenas relaciones del monasterio con la casa Condal mediante la concesión de diversos privilegios. En el siglo XIV el rey Pedro III realiza obras de fortificación del monasterio añadiendo algunas torres. Estos son sólo algunos ejemplos de la notoriedad de este monasterio.
El Monasterio de Sant Cugat lleva el título de «Real» debido a su estrecha relación histórica con la monarquía y la Corona de Aragón. Durante la Edad Media, algunos monasterios y abadías recibieron el título de «Real» como reconocimiento a su importancia y a los vínculos que mantenían con los reyes y la nobleza. En el caso del Monasterio de Sant Cugat, su influencia y poder en la región, así como su papel en la vida política y cultural, le valieron ese honor.
Una de las características más destacadas del monasterio es su claustro románico, considerado una joya de la escultura románica. El claustro cuenta con 144 capiteles únicos, cada uno con decoraciones detalladas.
El claustro del Real Monasterio de Sant Cugat es famoso por sus capiteles únicos, cada uno con decoraciones detalladas que representan una variedad de temas: bíblicos, animales fantásticos, decorativos y motivos vegetales. Destacan escenas del Génesis, así como de Adán y Eva, junto con representaciones de la lucha entre el bien y el mal. Este espacio de espiritualidad es un libro abierto en piedra que narra también diversos acontecimientos relacionados con la fe cristiana.
La iglesia del monasterio también es notable por mostrar la transición del estilo románico al gótico. En su interior destaca el rosetón, situado en la fachada principal. Es una impresionante obra de arte gótica que ilumina la nave central con sus vidrios de colores. Los rayos de sol que atraviesan el rosetón crean un efecto visual espectacular, llenando el interior de la iglesia con una luz multicolor que resalta la belleza arquitectónica del lugar.
Una de las imágenes religiosas más destacadas en el interior de la iglesia es el retablo de San Miguel, originalmente situado en el ábside derecho, es una obra de arte impresionante que representa a San Miguel Arcángel en su lucha contra el mal. Otra imagen significativa es el retablo del Rosario, que se encontraba en el ábside izquierdo. Este retablo está dedicado a la Virgen del Rosario y es conocido por su detallada iconografía y su belleza artística. Ambos retablos son ejemplos notables del patrimonio artístico del monasterio y reflejan la rica historia religiosa y cultural del lugar.
En su interior también destaca una preciosa escultura individual de la Virgen del Bosque. Esta escultura románica, probablemente del siglo XII, se encuentra en el ábside izquierdo de la iglesia. La Virgen aparece coronada y sentada en un trono bajo, con el Niño Jesús en su regazo. En su mano derecha sostiene una fruta, simbolizando a María como la nueva Eva. Esta imagen es especialmente significativa porque proviene del santuario de Santa María de Gausac, una antigua propiedad del monasterio situada en la sierra de Collserola. La escultura fue trasladada al monasterio en el siglo XX y ha sido objeto de restauraciones para preservar su estado. Bien lo merece.
El monasterio no solo es un importante monumento histórico y arquitectónico, sino que también ha sido un centro de actividad cultural y religiosa a lo largo de los siglos. Fue declarado Monumento Nacional en 1931 durante el reinado de Alfonso XIII.