El comportamiento natural del Género Humano ha sido el mismo, con las lógicas variantes que impone el progreso, la cultura y la educación, haciendo que los instintos, las reacciones primarias y primitivos sentimientos sean los mismos, hasta el punto de que ciertos acontecimientos en el transcurso de la Historia sean cíclicos.
Han cambiado las formas pero no el fondo. Han cambiado los ritos, las litúrgicas, la escenografía, las maneras, pero no las ideas. Mas, algo se ha mantenido inalterable dentro del Hombre: ¡La ambición, el afán de dominio y el poder!
Me tomo el atrevimiento de hablar de algo de lo que tengo poca formación y para no confundir aparentando lo que no soy, me apoyaré en La Biblia y en El Corán al mismo tiempo, ambos pilares de religiones abrahámicas de implantación universal.
Y lo hago para convencerme que la avaricia, el desmedido afán de poder, los bajos instintos y la congénita soberbia, hicieron que Adán y Eva se enfrentasen a su propio Creador, a fin de disputarle la hegemonía celestial y terrenal, dando paso a su descomunal, innata y congénita soberbia impresa en el ADN.
Supongo, que tal vez fueran creados así sabiendo perfectamente el Supremo Hacedor que el recién creado Género Humano venía con serias deficiencias de serie…
Es por ello por lo que me cuestiono aquello de «… creados a su imagen y semejanza». Adán y Eva creados a imagen y semejanza del Creador… Absolutamente inaudito.
Adán y Eva, luego de ser vencidos, fueron castigados «por toda» la eternidad, algo que les llevó a contarlo a sus hijos, nietos y bisnietos, y así hasta llegar a los «autores literarios» de La Biblia y El Corán…
Y así fue como sucedió con los «Padres de la Humanidad»:
«Sexto día de la Creación.- (Génesis 1:24-31)
Dios creó todas las criaturas que viven en tierra firme… Esto incluye a todos los relacionados en los días anteriores a la Creación del Hombre, donde se esmeró para acondicionar este mundo para la supervivencia…»
«Dios declara buena esta obra, y se complació por ello…»
Dios toma consejo de sí mismo y esto es una obviedad, puesto que si hubiese tomado consejo y asesoramiento de otros, hubiese político.
Entonces se dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y conforme a nuestra semejanza.» Génesis 1
Y siguieron los enfrentamiento por el poder hasta llegar a Caín y Abel, donde uno destruye al otro, cuando lo lógico hubiera sido llegar a acuerdos y a consensos a través de pactos…
¡Ay, la ambición y la soberbia!
Llegados a este momento, las luchas, las guerras, las intrigas, los enfrentamientos, las reyertas, las escaramuzas y demás tanganas, fueron consecuencia de la ambición, el poder, la riqueza y los territorios.
Y para conseguir la riqueza fueron imprescindibles el empleo de uniformes, hábitos, símbolos, deidades, sotanas, chilabas, coronas, báculos, mitras, casullas, capas, guerreras, ideologías, doctrinas, espadas, concilios, asambleas, juntas de administración, congresos y concilios…
Y es que la riqueza y el poder es el perfecto matrimonio capaz de engendrar codicias, pasiones y soberbias…
Por todo ello me niego a ser cómplice de los ricos, ya sean capitalistas, comunistas, papas, popes, sumos sacerdotes, imanes, banqueros, Gran Lama, o el monarca más excelso de la Tierra…
Mientras tanto, sigan hablándome, predicándome, sermoneándome, mitineándome, arruyándome… con sus insultantes, zafias e intolerables demagogias.