Las zonas urbanas y sus desarrollos, sobre todo cuando se ciñen al ámbito público, suelen asociarse con el hormigón y el acero, pero los beneficios de los espacios verdes en las ciudades son innegables y la innovación en nuevos materiales está dando paso a soluciones muy versátiles gracias a elementos realizados con fibra de vidrio.
La plantación urbana se ha vuelto cada vez más popular en los últimos años, pero los materiales tradicionales utilizados para las jardineras, como la arcilla y el hormigón, tienen sus limitaciones, muy relacionadas con el paso del tiempo y, sobre todo, con el vandalismo.
¿Qué hace diferente a este nuevo material urbano?
La fibra de vidrio es un material compuesto de fibras de vidrio y resina. Es un material muy duradero y resistente a la intemperie que puede soportar temperaturas extremas, humedad y radiación ultravioleta.
Además, tal como se ha podido ya comprobar con la incorporación de jardineras exteriores de fibra de vidrio en Madrid y en sus jardines, son livianas y fáciles de transportar e instalar, lo que la convierte en un material ideal para grandes parques a los que no se puede acceder con vehículos.
Además, es un material que permite estar disponible en una variedad de formas, tamaños y colores, lo que hace que sea viable personalizarla para satisfacer diferentes necesidades de diseño. Por ejemplo, las macetas se pueden hacer para que se parezcan a materiales tradicionales como arcilla o piedra, o se pueden diseñar para que sean modernas y elegantes.
¿Por qué apostar por ellas desde los consistorios?
En primer lugar, son ideales para zonas con espacio limitado ya que se pueden fabricar en tamaños y formas más pequeñas e incluso incorporar en algunos edificios sin añadir un extra de peso a las fachadas.
En segundo lugar, pueden resistir entornos urbanos hostiles, como la contaminación y los fuertes vientos, lo que las convierte en una opción más duradera para la plantación y mantenimiento sin necesidad de incorporar varias partidas para sustituciones durante ciertos plazos.
Finalmente, son perfectas para adaptarse a requisitos de diseño específicos y complementar la arquitectura existente, lo que las convierte en una opción más versátil para la plantación urbana. “La posibilidad de poder hacer con este material todo tipo de formas y acabados es lo que está convenciendo no solo para espacios más modernos sino para zonas donde se pretende mantener la imagen clásica y tradicional” explican desde Finatur.
Además, una de las razones para hacer la transición hacia estos modelos es que mejoran la calidad del aire y reducen el efecto isla de calor urbano al proporcionar sombra y absorber dióxido de carbono. Es una forma efectiva de fomentar la agricultura urbana y brindar oportunidades para la producción local de alimentos, promoviendo la sostenibilidad y la autosuficiencia en las áreas urbanas.