No es concebible la rentabilidad en cultura

En muchas ocasiones se discute la rentabilidad de diferentes aspectos entre políticos, como por ejemplo, el tren que va a… no es rentable, cuesta más dinero que recauda, o la pista polideportiva no es rentable, nos cuesta dinero. Lo primero que hay que tener en cuenta es que los servicios públicos no se miden por su rentabilidad, se miden por su servicio al ciudadano.

Y esto me lleva a la Cultura, ¿hay que buscar la rentabilidad en Cultura?, la respuesta está clara: tampoco. La cultura es una necesidad intrínseca del ser humano, es algo que nos diferencia de otros seres vivos. Podemos disfrutar de un concierto, una ópera, un cuadro, una obra de teatro o leyendo un libro, entre otras muchas formas de cultura, y la rentabilidad que nos ofrece es mental, psicológica y no material.

No podemos buscar, monetariamente hablando, una rentabilidad en la construcción de una “Casa de Cultura”, en escuchar música, en divertirnos o llorar en una obra de teatro, en disfrutar de una pelicula, etcétera, si los beneficios los tuviéramos que medir en euros ¿a cuánto tendríamos que cobrar las entradas?, ¿Cómo se puede pagar la increíble emoción de ver la Capilla Sixtina?, es cierto que las entradas pueden ayudar a la conservación de la obra de arte, pero la creación artística no tiene precio.

Como dijo Michel Serres, filósofo e historiador de las ciencias y miembro de la Academia Europea de Ciencias y Artes:

“Si usted tiene un pan y yo tengo un euro, y yo voy y le compro el pan, yo tendré un pan y usted un euro, y verá un equilibrio en ese intercambio. Pero si usted tiene un soneto de Verlaine, o el teorema de Pitágoras, y yo no tengo nada, y usted me los enseña, al final de ese intercambio yo tendré el soneto y el teorema, pero usted los habrá conservado. En el primer caso, hay equilibrio. Eso es mercancía. En el segundo, hay crecimiento. Eso es cultura.”

Dejemos de ser materialistas en la Cultura, no busquemos una compensación monetaria en algo que solo pretende hacernos crecer el alma, hacernos crecer interiormente, algo que tanto hace falta actualmente que vamos hacia una sociedad más encrespada, violenta y falta de moralidad, dejémonos envolver de esa magia que nos ofrece la música, la danza, una pintura o la lectura de una novela y vistámonos de paz, de alegría, tristeza o cualquier emoción que nos trasmite un acto cultural.