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La magia de tener a un país pendiente de su “… y hasta ahí puedo leer”
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La primera mujer que se puso al frente de un mítico programa concurso de gran audiencia de la televisión española
Nos ha dejado una de las grandes de la televisión en nuestro país, Mayra Gómez Kemp. Fue la primera mujer que se puso al frente de un mítico programa concurso de gran audiencia de la televisión española. El talento de su creador, Chicho Ibáñez Serrador, hizo posible que Mayra diera el salto de la interpretación y la canción a la presentación de programas de entretenimiento.
No fue una tarea fácil para ella porque la magia de tener a un país pendiente de su “… y hasta ahí puedo leer”, era un reto que atravesaba la capacidad de que una presentadora supiera ganarse a los concursantes, al público en plató y al que la seguía desde casa.
El éxito del “Un, dos, tres”, con Mayra al frente, es la gloria de una profesional de la comunicación que poseía tres cualidades fundamentales para saber conducir un concurso y crear la magia con el espectador para trasladarse del plató a los sofás de los españoles, que estaban delante de la televisión viendo el programa. Las tres cualidades de una las mejores comunicadoras de este país, posiblemente la más excelente conductora de un concurso ante las cámaras, serían:
Un: Pasión por la comunicación en el medio televisivo.
Dos: Capacidad de saber transmitir al espectador el clímax del plató. Persuasión.
Tres: Sencillez y cercanía para convertirse en una más de la familia cada semana. Seducción.
Un: El oficio se adquiere, pero el arte y el talento se posee. Ella tuvo la suerte de nacer con esas dos cualidades que supo potenciar a lo largo de su trayectoria profesional con mucho estudio y trabajo. Se preparaba a conciencia para cada tarea que realizaba y tenía la habilidad de saber ponerse delante de una cámara, saber contar, saber llevar un guión en la cabeza, pero también saber improvisar cuando la ocasión lo requería.
Dos: El “Un, dos, tres” era pura magia y espectáculo en plató, que los profesionales, concursantes y público vivían en primera persona. Lo difícil era hacer llegar a los espectadores de la televisión esa misma sensación de ser protagonistas del espacio escénico, que se sintieran inmersos en las situaciones y actuaciones del programa y en el fragor del coche y el apartamento que habían ganado los concursantes. Esa capacidad de transmitir, la tuvo Mayra, porque hizo creíble lo increíble y supo persuadir al espectador con sus palabras, sus gestos y su mirada.
Tres: Y buena parte del éxito estuvo centrado en esa capacidad de seducción y persuasión, desde la sencillez y la cercanía, como una persona más de la familia, que cada día era capaz de crearnos ilusión y ser motivo de los comentarios de la mañana siguiente con el premio que se habían llevado los concursantes, o con la “calabaza”.
Mayra Gómez Kemp creó un estilo en la comunicación televisiva de los concursos. Y ese logro quedará para la historia audiovisual de nuestro país.