La panocha de Waterloo y el Aizkolari de Lezama

Sólo me atrevo a descubrir tímidamente mi ideología con los amigos más allegados, porque en público tal atrevimiento resultaría en exceso peligroso.

Y es que nada ha cambiado en esta España de nuestros pecados, porque todo ha progresado para que todo siga siendo igual.

Tampoco lo haría en foros incontrolados que campan por sus respetos aprovechando cobardes anonimatos, falsos perfiles, nombres figurados y travestidos sociales en este descomunal carnaval, en este gran hermano.

Son esos etéreos lugares que se esconden en espacios cibernéticos, donde se parapetan francotiradores en sus guaridas labradas en las espesas nubes de Google, para desde ellas desparramar su odio, esparcir sus frustraciones, dar rienda suelta a su cobardía y escupir sus miserias. Es lo que tienen las tinieblas.

Foros donde anidan «demócratas» de palo y tente tieso donde a la menor te tachan de leninista, de fascista y de facineroso estalinista, así, todo revuelto entre la fachosfera, el rojerío y fascisferio.

En las últimas elecciones celebradas hace casi un año triunfó la novedosa fórmula de «gobierno de concentración a la española” es decir, el gazpacho de siglas y el revoltijo de ideas.

Por un lado, los que representan el conservadurismo en el estado más impuro que se puede dar en esta política barriobajera, y por el otro, el progresismo más estático que jamás se hubiera podido concebir dentro del mundo intelectual.

Tras casi un año vemos con cierta perspectiva lo que está ocurriendo un día sí y el otro también.

El partido coaligado con engrudo de papa de harina ha ocupado cinco ministerios de bajo perfil, siendo que cada dos por tres, airean sus titulares y pregonan la dialéctica idiotez de la semana que les mantenga en candelero para seguir libando mirieso de colmenas ajenas.

Es lo que tiene este sucedáneo de comunismo chachi piruli santificado con virginidades laborales con vestuario bañado en naftalina doctrinas empapadas de alcanfor.

Aquí tenemos a este irreconocible PSOE convertido en coche escoba, encargado de recoger a esos ilusos que sueñan con independencias, mientras se ponen finos con cavas y chacolís, con butifarras y bacalao al pil pil.

Son los «nouvels communismes» que por la mañana van de camorristas y por la tarde de Prada y Chanel.

Los de las masías y caseríos, los antiespañoles, los apátridas y renegados, que se muestran satisfechos con ir saciando su apetito e ir permitiéndose ciertos movimientos folclóricos con sardanas de independencias, a vueltas con su republiqueta de plexiglás y dinero, mucho dinero…

Que mantener abierto Waterloo vale muchas pelas, porque la pela sigue siendo la pela.

Nunca he sido un agorero, ni catastrofista, ni alarmista, pero la realidad me hace concebir muy pocas esperanzas de salir de esta con bien, es más, predigo que saldremos de ésta llenos de mataduras.

Mataduras no económicas, no comerciales, no empresariales, porque de eso de momento estamos bien servidos…

Una gran borrasca ideológica se está llevando en la enorme riada a Ciudadanos, Podemos, Sumar, Comú, Compromis… Y en el cauce se están acomodando PNV, Bildu, ERC, BNG, Convergencia, Puigdemones y demás tierras de aluvión, que una vez asentadas cambiarán el curso del gran rio que como el Ebro morirá en un delta

Enrique García-Moreno Amador

Presidente del Ateneo de Ocaña

Escritor y amante de Ocaña y su historia

Tags: El Atril de Enrique García-Moreno

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Enrique García-Moreno Amador

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