Hace un tiempo leía un artículo donde Britney Spears a raíz de la situación que vive con su padre y el fallo de la corte acerca de este donde no le condenaba, manifestaba que: “Los malos siempre triunfan” (refiriéndose a su padre).
Entonces, la frase de “los malos siempre triunfan” (el término “malo” lo uso aquí en un sentido laxo y pragmático), nos deja la sensación de que los buenos solo triunfan en las historietas o en los cuentos de hadas?.
Decía Nietzsche que la moral o lo que denominamos “bien” y “mal”, fue creado por aquellos que desean someternos, los cuales nos inducen a comportarnos de una forma en la que ellos nunca se comportaran, convirtiéndonos así en presa fácil de sus ambiciones.
La psicología positiva nos lleva a cuestionarnos acerca de ¿qué es lo bueno y lo malo?, “¿Cómo distinguir lo bueno de lo malo…? ¿Es esto que estoy a punto de hacer bueno o malo…? En esta situación, ¿qué es lo mejor que puedo hacer? O, en el peor de los casos, lo menos malo…”
Seguramente nunca alcancemos a reunir los elementos para darle una definición a estas preguntas y que nos dejen satisfechos acordes a lo que queremos lograr, sin embargo, lo que si podemos hacer es aprender del error al tomar nuestras decisiones y realizar nuestras actuaciones, tener claridad en que la verdad significa para cada uno algo diferente, siendo así lo que para mi es “bueno” para el otro no podría serlo y, al contrario, lo que para mi es “malo” para el otro esta perfecto.
Por lo tanto, una manera de actuar desde lo que consideramos “bien” es hacernos cargo de nuestras equivocaciones, sin colocar al otro responsabilidades inadmisibles que lo único que pretenden es evadir el compromiso con nosotros mismo y con la situación que generamos.
También ser consecuentes con lo que decimos y con los que hacemos, el ego necesita escuchar “como digas así es”, sin embargo, conciliar desde la sensatez es un ganar – ganar, que no solo te deja la tranquilidad de que lo que dices es lo que haces, sino que también te conectas con el otro desde la comunicación con empática.
Otra manera de encontrarle sentido a estas preguntas es validarte antes de actuar, es decir, pregúntate si eso que vas a hacer le hace daño al otro o solo es para ti y tu satisfacción.
En conclusión, el “mal” y los “malos” sólo triunfan porque creemos que ya han triunfado; porque abdicamos nuestra esperanza, y con ella, nuestra libertad nos sometemos, nuestra biografía y lo que somos desde nuestros valores.