La cobardía infinita se corona en los juegos olímpicos

Nunca la cobardía había alcanzado los niveles más bajos de su infinita podredumbre.

París y sus juegos olímpicos pasarán a la historia por la bajeza de su universalizado mal gusto.

Y lo han hecho a través de un colectivo que reivindica igualdad, justicia, integración, respeto, aceptación y sobre todo, libertad.

¿Qué tienen el travestismo contra el cristianismo para estar obsesionados con una de las religiones más antiguas y extendidas mundo?

Que si escenas grotescas, humillantes parodias, acciones sacrílegas, provocadores disfraces… ¿Cuál es la intención?

¿Qué les ha hecho el cristianismo para mantener esa burla constante, ese ataque desaforado, esa furibunda persecución, esa perenne descalificación?

¿Qué gracia le ven gran parte de ese travestismo a las liturgias, ritos, ceremoniales y cultos del cristianismo?

¿Por qué esta inquina contra el catolicismo y no contra otras religiones?

Lo de la burla que representó la puesta en escena de la Última Cena en la ceremonia de las Olimpiadas de París es el acto más ruin, burdo, vergonzoso y cobarde que puede escenificar una sociedad supuestamente sana, libre, independiente y pacífica.

Ver las imágenes causa el estupor más vergonzante que en pleno Siglo XXI pueda protagonizar un país como Francia, una ciudad como París y unos eventos deportivos como pueden representar las Olimpiadas.

Francia, quien te ha visto y quién te ve. Paris, de la Ciudad de la Luz a la ciudad de las tinieblas.

Liberté, Égalité y Fraternité…

¿Qué gracia tiene que un drag queens, una modelo transgénero, y un cantante semidesnudo hagan una parodia bufa de la Última Cena?

¿Lo habrían hecho con otras religiones? Las islámicas por ejemplo…

Hace falta ser indecentes y cobardes para mofarse de esta manera, sabiendo que no habrá consecuencias, ni reacciones, ni nada de nada.

¿Ese es el orgullo? ¿Esa es la lucha por el legítimo derecho a la igualdad, el reconocimiento y la aceptación?

No practico asiduamente ninguna religión, reconozco que soy un pésimo practicante, que no comulgo con ninguna ideología, pero me han enseñado a respetar profundamente, a aceptar, comprender y tolerar.

Tengo dudas de si París bien vale una misa. Tengo serias dudas de considerar a París como la ciudad del amor.

¡Qué decepción!

Mientras tanto sigamos con procesiones de clítoris,  primeras comuniones laicas etc etc

Luego, darse cuenta y pedir perdón vienen los portadores de una retorcida cultureta y nos hablan de Grecia, de Atenas y de los dioses del Olimpo con su particular visión de la mitología griega.

Enrique García-Moreno Amador

Presidente del Ateneo de Ocaña

Escritor y amante de Ocaña y su historia

Tags: El Atril de Enrique García-Moreno

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Enrique García-Moreno Amador

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