España está padeciendo una situación compleja en la medicina , porque se ha producido un problema que no solamente se manifiesta en este sector, sino que es puramente estructural en todo el estado .
La contratación de médicos extranjeros, primordialmente latinoamericanos, determina que la percepción del usuario es que la atención facultativa ha bajado muchos enteros con el listón de años anteriores. Más del 6% de los médicos en el país son latinoamericanos, y a la vista de los “inputs” recibidos surge la pregunta sobre la calidad de la formación y la capacidad de estos profesionales recibida en sus respectivos países en comparación con la recibida en España
La formación académica y especializada de la medicina en España requiere al menos 12 años para convertirse en un especialista, (entre el grado, el MIR y la especialización) e implica para el estado español un coste de alrededor de 70.000 euros por médico.( en las Universidades publicas el alumno paga aproximadamente un 10% del coste y en las privadas el 100%) esta inversión estatal podría verse compensada si esos médicos permanecen en el país y contribuyen a un sistema de salud ya de por sí muy presionado.
En el país tenemos 53 facultades de medicina que se ampliara con 13 nuevas previstas para 2025, este hecho sugiere un intento pot parte del estado de abordar el déficit de médicos en algunas regiones, sin embargo, se ha de seguir salvaguardando la calidad de la formación y mejorar las condiciones laborales de los recién licenciados, puesto que se enfrentan a salarios que son menos de la mitad de lo que podrían ganar en otros países europeos, y de ese modo es comprensible que busquen oportunidades fuera de sus fronteras.
Se prevé que la jubilación de aproximadamente 53.500 médicos en la próxima década quedara cubierta con excedentes por la titulación de 77.764 nuevos médicos que se licenciaran en el mismo periodo, asi que damos por entendido que el problema de futuro esta resuelto a nivel de “números clausus” pero si el talento por las condiciones económicas y laborales continua marchando del país, después del desembolso que el erario publico ha realizado, se seguirá importando médicos extranjeros para cubrir las carencias del sistema de salud (porque les resulta mucho más barato), pero se seguirá sin controlarse la integración de esos facultativos en nuestro sistema de vida y cuestionándose por parte de los usuarios los estándares de calidad en su formación como médicos.
Queda abierta la linea de debate y observación del desarrollo de esos facultativos ( a los que se les ha reconocido su titulación) para que no comprometan la calidad del servicio de salud porque más allá de homologar su estándar de conocimientos y eficacia, hace falta su integración idiomática ( sobre todo en las regiones bilingües) y la demostración de empatía con el usuario que en este país es de distinta naturaleza al de otros países de nuestro entorno.
Finalmente, la retención del talento médico en España debería ser una prioridad. Para ello, se requiere no solamente una revisión de las políticas salariales, sino también garantizar mejores condiciones laborales, oportunidades de desarrollo profesional y un ambiente donde se valore adecuadamente la labor de los médicos de ese modo se podría contribuir a que los recién licenciados opten por quedarse en el país, en lugar de buscar posibilidades en el extranjero.
En conclusión, el futuro del sistema de salud en España dependerá de cómo se gestionen la formación de nuevos médicos, las condiciones laborales y económicas, la incorporación de profesionales extranjeros y la retención del talento local.