Afirman ciertos historiadores que en la Edad Media aproximadamente un 30% de la población dedicaba su vida a peregrinar, nomadear, transitar. Eran aquellos que literalmente, “no tenían oficio ni beneficio”, o sea, no tenían propiedades que explotar o de las que obtener réditos y tampoco tenían acceso a ningún gremio donde aprender a desempeñar un oficio con el que ganarse la vida.
Las otras oportunidades de viajar de la Edad Media no eran muy diferentes de las que tenemos hoy en día: enrolarse en alguna caravana o tripulación comercial, enrolarse en alguna organización internacional (por aquel entonces, prácticamente solo existían las órdenes religiosas y los ejércitos) o convertirse en trovador, bufón, curandero o buhonero.
Estamos próximos a la celebración de la feria anual internacional de turismo, FITUR que se celebra cada año en Madrid. Desde la perspectiva que mis ya 22 años de profesión como Guía Acompañante de grupos de turismo organizado me ha proporcionado, he podido observar cómo el Turismo ha ido convirtiéndose año tras año en un sector de actividad cada vez más amplio y popular del cual participan cada vez más personas (consumidores) en todo el mundo.
Desde los años de los grandes cruceros trasatlánticos, los vuelos intercontinentales fuera del alcance de la mayor parte de los bolsillos y los pagos en efectivo o a los sumo con cheques de viaje, hemos ido pasando a los viajes de larga distancia en bus, después los vuelos charter, luego las compañías aéreas low cost y poco a poco, los pagos y reservas online, las redes de alojamientos alternativas a los clásicos hoteles y las cada vez más numerosas formas de viajar que resultan accesibles a un público cada vez mayor de todos los rincones del mundo.
Cada vez más personas eligen vivir viajando y desarrollan fórmulas para hacer de sus viajes una forma de vida. Los “Blogger” generan reportes e informaciones acerca de todo tipo de temas específicos y existen redes y plataformas que congregan a personajes de lo más variopintos que comparten acerca de sus experiencias de viaje en diversos canales.
Las ciudades desarrollan servicios turísticos cada vez más completos, diversos, creativos y originales haciéndolos año a año también más y más accesibles.
El mundo se hace cada vez más pequeño e interconectado y a la par, nuestro conocimiento acerca de nuestro desconocimiento del mundo es cada vez mayor por lo que no para de aumentar la curiosidad que dispara a su vez la creación de herramientas que faciliten la movilidad y el intercambio global.
Como miembro de la comunidad global COUCHSURFING que formamos más de 15 millones de personas en todo el mundo, me encanta encontrar y recibir en mi ciudad, Valladolid, y en mi tierra, Castilla y León, a viajeros de todas partes del mundo que transitan por la zona y conocer así sus historias y la forma en que están explorando el mundo.
Así fue como descubrí en Castromonte, Valladolid, un hogar de alojamiento y cuidado canino en el que trabajan voluntarios procedentes de diversos y remotos lugares del mundo que contactan con ese centro a través de la aplicación WORLD PACKERS, algo así como “mochileros mundiales”.
Ésta es sólo una de las muchas aplicaciones de este tipo que han surgido en los últimos años. Millones de jóvenes y no tan jóvenes, las utilizan para viajar por el mundo sin prisa, deteniéndose en lugares que a veces no están ni en los mapas y relacionándose con personas normales, que no son operadores turísticos ni operan como profesionales del sector turismo.
Viajan despacio y lo hacen interactuando, relacionándose con la realidad cotidiana de sectores de actividad de todo tipo y contribuyendo a la economía de las zonas donde el turismo habitual no existe o apenas existe.
Os dejo con Ivo Morales, joven argentino de 21 años que he tenido el gusto de hospedar en mi casa en su tránsito hacia Edinburgo, donde va a realizar un nuevo voluntariado tras el que ha vivido en Tierra de Campos.
Espero que su testimonio os resulte tan interesante como a mi.
1 comentario. Dejar nuevo
Un artículo y un punto de vista muy interesantes, tanto si se viaja como si se lee, hay que estar en la carretera para el cuerpo y el alma. El propósito de viajar no es ver una tierra extranjera, sino ver su propio país de nuevo con el mismo ánimo con el que ve una tierra extranjera.