Hablamos con Daniel Reyes, ilustrador nacido en Toledo en noviembre de 1995, acerca de su concepción del dibujo y de otros temas relacionados con la creación artística.
¿Quién es Daniel Reyes?
Un ilustrador tradicional, de los que apuestan por que no se pierda el trabajo manual frente al trabajo mecánico, digitalizado que gusta tanto hoy en día. Al fin y al cabo, estamos hablando de arte, que se suele decir (aunque para mí es un término que ha ido perdiendo valor con el paso del tiempo), y eso tiene que, a mi juicio, tener alma. Eso solamente se lo da la mano humana valiéndose de los distintos materiales que encontramos a nuestro alrededor. Sin desmerecer a los colegas que se mueven en el ámbito del dibujo digital, por supuesto.
¿Cómo definirías tu trabajo?
Tal y como lo haría todo aquel que trabaja con óleos, acrílicos y otros materiales, el trabajo de los que yo llamo tradicionalistas, entre los que me incluyo, tiene un componente de exclusividad. Es cierto que gracias a las nuevas tecnologías a partir de un original podemos sacar miles de copias en los distintos formatos existentes, pero el factor de exclusividad siempre permanece. Siempre va a haber un original en papel, o en lienzo, madera o cualquier soporte físico.
Esa es una de las características principales. La otra, ya, concretando más hacia mi caso en particular, mi sello consiste en dibujos de línea, normalmente en blanco y negro, que recuerdan a los grabados al buril, o al aguafuerte, que manejaron por ejemplo Durero, Goya, Rembrandt o Picasso.
De hecho, me suelen decir que si me dedico a la producción de grabados. Podría, pero no es el caso.
¿Qué temáticas sueles trabajar?
Yo suelo decir que hago un poco de todo, y a demanda del cliente. Hago tanto copias de fotografías, como dibujos de cualquier temática, personalizada, como digo, a demanda del cliente. En esto incluyo retratos, dibujos de temática religiosa, histórica, caricaturas… etc.
Siempre procuro que sean ricos en detalles, independientemente de si es para un particular como si es para alguna editorial o cualquier otra empresa.
He podido realizar portadas para libros, carteles, etiquetas para algunos productos alimenticios, entre otros. Casi todo, encargos a particulares.
Dentro de los servicios que ofreces, está el envío a domicilio de los originales. Explícanos un poco acerca de eso
A la hora de enviar los originales, tiene mucho que ver el tamaño (el formato) del dibujo en el que trabajar. Normalmente recurro a Correos cuando se trata de enviar dichos originales a las distintas direcciones. Se da el caso de que Correos tiene unas medidas máximas, por lo que, si son trabajos que exceden esas medidas, recurro a empresas de mensajería privadas para realizar dichos envíos. Independientemente de eso, el coste del envío repercute en el costo final.
Antes nos has hablado de cómo es tu trabajo. ¿Qué es lo que te lleva a adoptar un tipo de dibujo como el que tienes?
Hay muchos factores a la hora de decidirse por un estilo concreto. Por poner un ejemplo, el “Arte Povera” surge en un contexto de entreguerras. Haciendo uso de los materiales más humildes se busca un resultado que sea igualmente estético que las obras realizadas en materias más nobles, por decirlo de alguna manera.
Algunos, como es mi caso, no hemos podido permitirnos el acceso a determinados productos, como pueden ser óleos, lienzos, etc. Es por eso que, personalmente me decliné por materiales relativamente sencillos de encontrar y relativamente económicos. ¿Quién no tiene acceso a un bolígrafo, a un lapicero o a un trozo de papel?
A partir de ahí, vas viendo lo que se puede hacer consultando las distintas enciclopedias, tanto da digitales como en formato físico. Esto no es un estilo de trabajo que mucha gente sea capaz de controlar, por lo que en muchas ocasiones uno tiene que ser autodidacta y la experiencia se convierte en tu mejor maestro.
¿Cuáles son las claves para manejar dicho estilo?
Sobre todo, paciencia. Mucha paciencia. Hay que tener en cuenta que dibujar en muchas ocasiones requiere tener un control específico sobre uno mismo. Sobre las propias emociones. El autocontrol es muy importante. Independientemente de lo que se quiera expresar, es muy importante permanecer en calma.
La línea, o la mancha, deja testimonio de la seguridad que el individuo manifiesta a la hora de plasmarla sobre el soporte.
Por lo tanto, se debe tener muy claro lo que se quiere hacer. Aquí no caben borrones ni segundas oportunidades. La segunda oportunidad se llama empezar de nuevo. Cuando estás empezando en esto es normal equivocarse y desechar más de un dibujo.
No hay que preocuparse por eso. Hay que persistir.
Se debe conocer tanto la calidad y composición de las tintas (no es lo mismo un rotring que un edding, o un boli Bic), como a su vez el grosor de las líneas, y el trazo que producen dichas herramientas sobre los distintos tipos de papeles. El tipo de papel también es importante. La temperatura del ambiente es un factor a tener en cuenta, e incluso, me estaba acordando ahora, el que un bolígrafo o un edding esté más gastado y que su tinta no fluya con la misma capacidad, también es un valor añadido; ya que, si sabes cómo sacarle partido, puedes alargar la vida útil de las herramientas con las que trabajas.
¿Cuánto se tarda en realizar un dibujo de esas características?
Siempre digo lo mismo, y es que depende fundamentalmente del tamaño de dicho dibujo, y de la complejidad requerida para realizarlo. No se tarda lo mismo en una caricatura simple, de un tamaño folio que en un retrato con todo su detalle en un tamaño de unos 30×42 cm. No tiene nada que ver.
¿De dónde viene el interés por la ilustración y por el dibujo en general?
Como a todos los chavales de mi generación, a mí me gustaban las series de dibujos animados que transmitían en La 2 o Antena 3, por poner algunos ejemplos. Todos conocemos que, antes y ahora, se lanzaban al mercado figuras del personaje de turno con el que muchos chavales querían jugar. Raro era el chaval que no quería una figura de Spiderman, de Batman, o similar. Hay una anécdota que me gusta mucho contar, y es que mi madre en ese sentido era muy directa, y cuando yo iba y le pedía cierto artículo me decía sin tapujo: “No, porque está muy caro y no nos lo podemos permitir”.
Cuando tienes ese panorama, te enfrentas a lo siguiente: o te dedicas a estar todo el tiempo de brazos cruzados o te buscas alternativas. Y eso hice yo. Empecé a hacer dibujos del juguete que quería entonces, que luego recortaba y con el que luego, jugaba. La realidad es que dichos recortables acababan pronto en la basura, así que volvía a empezar el proceso.
Ahí es donde me di cuenta de que eso era lo que quería hacer. Quería ser dibujante. Entonces no aspiraba, como es lógico, a hacer grandes pinturas, pero sí que sabía que era esto lo era lo que tenía que ser.
¿Cómo se puede contactar contigo?
Estoy activo en Facebook con el nombre Daniel Reyes Ilustrador. Me podéis encontrar en Instagram con el nombre de usuario daniel_reyes_ilustrador26
El resto de mis datos de contacto (correo electrónico, número de teléfono, etc.) los podrán encontrar revisando esas dos páginas.
Pueden hacerme cualquier tipo de consulta sin ningún tipo de compromiso.
En estos tiempos se habla mucho de la corrección política. ¿Crees en ese concepto? ¿Qué opinas acerca de eso?
No puedo ser más contrario a eso. El propio concepto de corrección política es un eufemismo de “censura”. La misma censura contra la que dicen batallar los partidos llamados a sí mismos de izquierda y que, sin embargo, son ellos los principales adalides de esa misma corrección política.
Tal como yo lo veo, es un acto de castración a la creación artística promovido por unas élites que desprecian la libertad que representa el artista frente a su lienzo, o detrás de su cámara. Se trata, en cierta medida, de la imposición de una forma de ver la realidad según una ideología determinada. Lo que en estos tiempos se conoce como ideología woke.
Es algo que digo mucho, y contra lo que hay que batallar. La corrección política consiste en alienarnos a todos bajo la dictadura del pensamiento único, condenando al ostracismo a todo aquel que se considere un disidente.
Parafraseando a una buena amiga, es la muerte del criterio.
¿Cómo es vivir de dibujar?
Muy difícil. De hecho, no es raro que el dibujo sea una fuente secundaria de ingresos. Se convierte en algo tristemente habitual. Sobre todo, entre los jóvenes que queremos tener consolidada una carrera. En muchas ocasiones tienes que compaginar con un segundo empleo, lo que es ya una heroicidad, partiendo de la base de que en la España de hoy es tremendamente complicado encontrar un puesto de trabajo ya no digo en buenas condiciones. Simplemente encontrarlo.
A esto le añades el trato inhumano que reciben los empresarios y los autónomos por parte del Gobierno, obteniendo así el caldo de cultivo perfecto para que, como empresario te quieras ir del país, y que, como autónomo, o le eches el cierre a tu negocio, o directamente ni te haces autónomo, teniendo en muchas ocasiones que recurrir a la economía sumergida.