Enemigos de mi corazón

Cada año, por estas fechas prenavideñas, me gusta escribir una misiva de agradecimiento a mis queridos enemigos por su persistente desconsideración a mi persona.

He tenido que llegar a este maravilloso estadio que disfrutamos los octogenarios para saber valorar con justeza, la gratificante, emocionada y sincera enemistad de mis enemigos.

Toda la vida he mostrado mi rechazo, disgusto y hastío a mis fieles e implacables enemigos, para ahora, con esta senectud, descubrir que sin su más inestimable concurso, nada de todo lo que he conseguido en la vida lo hubiera podido alcanzar sin su concurso.

Sus odios, envidias, mal fario, bajas pasiones y malignos deseos, han sido vitales para alcanzar esta sensación de libertad, satisfacción y hermosa paz interior que hoy disfruto gracias a ellos.

A mis más queridos y fieles enemigos, que estuvieron siempre pendientes de mis desgracias, vayan mis más sinceros reconocimientos. Sus traiciones, conjuros, mal fario, empujones, deslealtades, bajezas, putadas y puñaladas traperas, me han fortalecido de tal forma, que tengo el ánimo suficiente para expresaros mis mas sinceros reconocimientos.

Su actitud devastadora, destructiva y constante me han obligado a saber defenderme, a no desfallecer, a superar obstáculos, a reponerme de las adversidades y a superar los contratiempos. Siento satisfacción por haber sido su diana, donde descargaron sus dardos envenenados.

Espero, que estos, mis queridos enemigos con los que no he tenido el mínimo trato, esta enemistad les haya hecho inmensamente felices.

Yo sé que mi fortuna en la vida ha amargado la suya. Que mi buena salud haya de agravado sus males.

Tengo que reconocer, que a veces me deseaba algún contratiempo para darles un motivo de alegría, pero nada, lo siento, no ha podido ser…

La vida me ha tratado exageradamente bien para desgracia de esta rémora y esto les ha hecho muy desgraciados.

Tengo que agradecerles todos estos años de enemistad que me dedicaron con tanto tesón, pasión y rencor.

Algunos dejaron de ser mis enemigos por causas naturales. Descansen en paz, aunque no llegasen a ver cumplido sus ansiados objetivos.

Siempre les recordaré con ternura y cariño, mostrando cierta pena, por su constante fijación hacia mi persona. Fijación que me enternece, mis queridos enemigos del alma.

Y para que todo no sea tan triste para esta chusma, les tengo que dar una buena noticia que les colmará de felicidad. Me he hecho unos análisis y los índices se han disparado en la PSA, colesterol, triglicéridos, ácido úrico, bilirrubina, velocidad de sedimentación, azúcar y todos los parámetros habidos y por haber. No sé, no sé pero no estaría de más que se fuesen comprando una botella de champán por si la cosa se pone sería…

Nota.- Me dicen del laboratorio que debo repetir la analítica por una confusión en el etiquetado. Lo siento.

Enrique García-Moreno Amador

Presidente del Ateneo de Ocaña

Escritor y amante de Ocaña y su historia

Tags: El Atril de Enrique García-Moreno

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Enrique García-Moreno Amador

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