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El poder de fascinar
Las bibliotecas no son un hogar, pero Unamuno se refugiaba en ellas para escapar del bullicio; Antonio Muñoz Molina lo hacía para encontrar un rincón donde soñar y aprender. Para Borges, el paraíso debía ser algún tipo de biblioteca; para Vargas Llosa, una puerta al universo. En el caso de Alberto Manguel, una biblioteca es un gabinete de curiosidades infinito, y Ray Bradbury se preguntaba qué nos quedaba si no teníamos bibliotecas, a lo que se respondía que ni pasado ni futuro.
Tags: Opinión
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