El pintor manchego Antonio López (Tomelloso, Ciudad Real, 1936) ha visitado el Palacio Real de Madrid y se ha reencontrado con su obra La familia de Juan Carlos I diez años después de finalizarla. “Ningún cuadro mío tiene tan buen sitio», ha destacado al verlo expuesto en el Salón de Alabarderos, la primera estancia del recorrido turístico del palacio, “un lugar espléndido”, según sus palabras.
El artista, que ha estado acompañado de la presidenta de Patrimonio Nacional, Ana de la Cueva, y de la directora de las Colecciones Reales, Leticia Ruiz, ha recordado el tiempo en el que estuvo trabajando en el lienzo como “una experiencia fantástica” y “un experimento”:
“Fueron 20 años muy importantes. Por el cuadro, por todo lo que viví aquí y por cómo me ha marcado esta historia en mi vida profesional”.
Tras el Palacio Real, Antonio López ha visitado la Galería de las Colecciones Reales, un edificio construido, según sus palabras “con mucho talento, porque queda integrado con todo lo que le rodea, sin hacer ostentación. Me gusta el conjunto de todo, el espacio y lo que está en el espacio, es un lugar maravilloso, un acierto enorme”. Ha hecho referencia especialmente a la iluminación: “Es suave, delicada y no genera molestias… es como si por un milagro se iluminaran los cuadros”.
El pintor ha asegurado, además, que el recorrido “está hecho con mucha inteligencia y sensibilidad”. López se ha detenido con especial interés en la sala donde se exhibe la muralla fundacional de Madrid “unos restos muy fuertes y expresivos” y ante las obras de Juan de Flandes, Velázquez, Caravaggio y Durero. “Hay cosas por las que siento más amor. Durero es el primero que pinta paisajes en Occidente y me parece muy emocionante. Es verdaderamente maravilloso. Me siento muy identificado. Nosotros hemos ido en esa dirección de amar el paisaje”.