La sociedad se muestra implacable con los gordos a los que culpa de su obesidad y de su supuesta nada convencional imagen.
Es esta una sociedad intransigente, ruin, maltratadora, humillante, insultante e insufrible con las personas que no se encuentran dentro de los parámetros, patrones, o cánones que dicta de manera cruel, produciendo un atentado contra los diferentes biotipos humanos.
Es una sociedad donde anidan los intolerantes, que no permiten, no aceptan, ni consienten, que las personas puedan presentar una imagen contraria a la que ellos consideran correcta y permisible.
La Sanidad no se ha dado cuenta de la cantidad de obesos, cuyo número se ha disparado en los últimos 30 años desde la más tierna infancia.
Nadie se ha parado a pensar que la obesidad se ha convertido en uno de los principales problemas que presenta la salud, junto con otras disfunciones aparecidas en esta sociedad que se ha convertido en la peor alimentada de la historia.
Lo de la España de la hambruna, la necesidad, la desnutrición y la insalubridad queda fuera de esa historia.
Ese sería otro tema y no conviene mezclar todo.
La pobreza absoluta merece un análisis más profundo.
Siempre hemos sabido que el peso ideal se establecía contando un kilo por encima de los 100 centímetros de estatura, de manera que una persona de 1’70m. debiera tener un peso de 70 kg., 1’60m, 60 kg…
Para establecer si esa persona tiene sobrepeso se le añade el 5%, 3’5 kg por encima de los 70 kg, es decir 73’5 kg., o 63kg si es 1’60 kg…
Fórmula que causa todo tipo de estragos, porque se carga los biotipos humanos, sus peculiaridades, su complexión y genética.
En España, en el año 2016, el 40% de los ciudadanos adultos mostraban sobrepeso. Esta fórmula podría ser aplicada a los hombres, nunca a las mujeres, donde su composición osea y muscular es muy diferente.
Tras los estudios pertinentes, las causas podrían ser las prisas, la inmediatez, el desasosiego, el estrés, la comida basura, el exceso de grasas, el alcohol, la bollería, la tremenda ingesta de azúcares, la ansiedad, la excesiva responsabilidad, el abandono del tabaco, las irracionales «dietas acordeón» y la proliferación de almidones, mantecas y quesos fundidos en la nueva dieta…
Lo de las dietas milagro podría ser incluso un delito
Y por encima de todo, la aparición de otras disfunciones orgánicas, nuevas enfermedades, cambios metabólicos, deficiencias digestivas y la vida sedentaria, con trabajos que exigen exagerados horarios sentados frente a las pantallas de las computadoras…
Pero la sociedad no está por la labor de entender, comprender, ayudar y atender a los obesos, muy al contrario, los ciudadanos enjutos, delgados y escurridos en carnes lucha a muerte por tener una talla 34, y castiga al siempre culpable obeso, sin tener ni pajolera idea del cuadro clínico que presentan.
Y puestas, así las cosas, todos los que no tengan la talla 34 somos unos reprobables, deprimentes y ridículos obesos…
Ya desde los comedores escolares los niños son pésimamente alimentados a base de hidratos de carbono, productos bio procesados, industrializados, deshidratados y conservados a base de todo tipo de conservantes.
Un tanto por ciento elevado de los obesos no nace, se hacen y la culpa hay que buscarla en la sociedad que nos rodea.