Otro incendio provocado por la mano del hombre, en un verano caluroso, con escasez de lluvias, y cuyas llamas se ven desde kilómetros a la redonda.
Un pueblo desalojado, Espinosa de Henares, por la cercanía del fuego. personas que han de dejar atrás sus viviendas, y reubicarse en otras poblaciones. Con la incertidumbre de qué sucederá. Esperando que sus casas no sean pastos de las llamas, y puedan regresar lo antes posible a sus hogares, a sus vidas, aunque estas sean comentar el gran susto que supuso abandonar todo por un tiempo, para salvar la vida, cuando parte de esta quedaba atrás.
Atrás quedaba donde sus vidas se desarrollaban, sus recuerdos, sus modos de vivir, porque en realidad salvan su integridad física, y de perder sus hogares, perderían una gran parte de sus vidas. Tendrían que reponerse, construir un hogar, unas relaciones vecinales, y un modo de ganarse el pan.
Y esto último es lo que también quedará en el aire, pues como en otras comarcas del país, el modo de vida, es decir, la economía, las relaciones vecinales, se verán alteradas, porque se produjo un incendio que arrasó con la naturaleza, sin la cual no podemos existir, no es un susto, lo que estos vecinos, vivieron, sino una incertidumbre, que afectará a sus futuras vidas, dentro de la España Vaciada.
Redacción Castilla la Mancha