Cuando Picasso fue acusado de robar la Mona Lisa

Le habrá sorprendido el título de este artículo y no es para menos. Es el primero de otros de estas características en este atril. Verá cómo le sorprenden.

A mí también me sorprendió cuando leí sobre esta noticia por primera vez. No es fruto de mi imaginación, aunque cuando supe de esta por primera vez fue en la novela negra de César Pérez Géllida titulada “La suerte del enano”. Desde entonces he investigado al respecto y me dispongo a contárselo.

Nadie niega la grandeza de Picasso en el mundo del arte. Fue un famoso pintor y escultor español que nació en 1881 y falleció en 1973. Es conocido por ser uno de los artistas más influyentes del siglo XX y uno de los cofundadores del movimiento artístico del cubismo. Picasso creó obras maestras como “Guernica” y “Les Demoiselles d’Avignon”, que han dejado una marca imborrable en la historia del arte. Su estilo único y su creatividad sin límites lo convierten en una figura icónica en el mundo del arte.

Permita que le ponga en antecedentes para valorar con más criterio todo lo acontecido porque fue acusado de robar la Mona Lisa del Museo del Louvre, perseguido por la policía francesa y poco le faltó de pasar algunos días en prisión preventiva como sí le pasó a un amigo íntimo.

Ocurrió el 21 de agosto de 1911. Era un lunes, el museo estaba cerrado y la seguridad era escasa. La noticia corrió como la pólvora. Francia se blindó para que esta obra de arte no escapara de sus fronteras. Este cuadro de Leonardo Da Vinci pasó a ser uno de los más emblemáticos del mundo.

En seguida se cuestionaron las medidas de seguridad del museo, sólo habían 150 personas para vigilar 250.000 piezas y sin asegurar los cuadros colgados en las paredes.

¿Pero cómo pasó, cómo se desarrollaron los hechos?. El escándalo era tan grande y la repercusión social tan importante que la sociedad civil se movilizó para dar con esta obra de arte. Entre ellos, fue el periódico París-Journal quien ofreció una recompensa de 50.000 francos a quien diera con el paradero  de esta obra de arte y de otras también sustraídas del mismo museo.

Picasso se instaló en París en 1904 para dejarse influenciar por las diferentes corrientes pictóricas en un ambiente artístico apropiado para él. Hizo amistad con el poeta Guillaume Apollinaire y su secretario el belga Honore Joseph Gery Pierret. Al parecer este último tenía mala fama por su amor por el dinero y no tener escrúpulos para conseguirlo. Esto, unido a otras circunstancias, fue la causa para que Picasso se pusiera en el punto de mira de la policía.

Pieret se presentó en la redacción reclamando la recompensa citada. Se acusó de ser el responsable de haber robado del Louvre en 1907 unas esculturas íberas del siglo IV a.C. que vendió a Picasso. Con ellas el pintor malagueño se inspiró para pintar su famoso cuadro “Las señoritas de Avigñón”. También vendió a Apollinaire otras figuras que exponía orgulloso en el salón de su casa.

Ante la presión mediática de todo esto, Apollinaire pactó con el periódico citado entregar las figuras robadas que tenían Picasso y él a cambio de anonimato. Pero el director del periódico no cumplió su palabra y lo comunicó a la policía francesa.

Apollinaire fue detenido y Picasso interrogado. Ante el juez nada se pudo demostrar sobre su relación con el robo del cuadro de la Mona Lisa.

Seguía el misterio. El ladrón intentó vender el cuadro dos años después al director de la Gallería degli Uffizi en Florencia. Este rechazó la oferta y lo denunció a la policía. Fue detenido. El delincuente era un ex empleado del Louvre de nombre Vicenzo Peruggia. El día del robo entró en el museo vestido con un mono de mantenimiento, cogió el cuadro, le quitó el marco y lo escondió entre sus ropas. Increíble, nada sofisticado, en un clamoroso error de seguridad. Su motivación fue devolver la obra a Italia después de que fuera robada por Napoleón, según sus manifestaciones ante la policía, cuando en realidad fue Leonardo Da Vinci quien la llevó a Francia en 1516 cuando el rey Francisco I era su mecenas.

Quedó demostrado que Apollinaire y Picasso no tuvieron nada que ver en este robo, por si alguien guardaba alguna duda.

Pascual Rosser Limiñana

Colaborador de “El Consistorio”

Escritor

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