Sitúese, piense en principios del siglo XX, no ha pasado tanto desde entonces, cuando Federico García Lorca defendía la Fiesta Nacional porque consideraba al toreo como un arte. Se lo dirá él personalmente en un rato cuando reproduzca aquí lo que dijo al respecto.
Otros contemporáneos de Lorca también lo hicieron como Picasso, Alberti o Machado, y todos lo plasmaron después en sus poemas, en sus cuadros, en sus cerámicas. En la actualidad muchos ilustres de la canción, la literatura, la política, no hace falta que lo digan porque se dejan fotografiar en la plaza de toros, como Sabina, Bosé o Serrat. Los vemos en el burladero de la plaza de toros de México, se les ve disfrutar del toreo de José Tomás. Buena elección, una tarde de toros espectacular. Encontré la foto en facebook en la página taurina “De Pura Casta”. Ya sabe que una imagen vale vale más que mil palabras. Su foto reivindica el arte de torear y el toro como cultura y como espectáculo.
Y además del arte está la industria del toro. ¿Se ha preguntado alguna vez los millones que mueve esta industria y los miles de puestos de trabajo que genera? ¿Sabe que el toro bravo se cría al aire libre en dehesas y grandes extensiones de terreno donde crece y se desarrolla para la lidia?, lo pude comprobar personalmente en la finca del hierro Arauz de Robles. No es fácil ni barato criar al toro bravo que va a morir en la plaza salvo excepciones, vea una de ellas en este enlace: (7) Facebook
Pues bien, recordemos las palabras de Lorca que son muy elocuentes. En una entrevista que le hicieron en 1934 dijo una de sus frases célebres que seguidamente subrayo en negrita sin sacarla de su contexto. Lea. “El toreo es, probablemente, la riqueza poética y vital mayor de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que hemos sido los hombres de mi generación los primeros en rechazar. Creo que la fiesta de los toros es la más culta que hay hoy en el mundo. Es el drama puro en el cual el español derrama sus mejores lágrimas y sus mejores bilis. Es el único sitio a donde se va con la seguridad de ver la muerte rodeada de la más deslumbradora belleza”.
El toreo tiene un algo que lo hace singular, un arte que despierta pasiones. Deje que sea Lorca otra vez quien nos lo describa con esa manera suya tan apasionada de contarnos su pasión por los toros. Dijo que “el duende en los toros adquiere sus acentos más impresionantes porque tiene que luchar, por un lado, con la muerte, que puede destruirlo; y por otro lado, con la geometría, con la medida, base fundamental de la fiesta. El toro tiene su órbita; el torero la suya. Y entre órbita y órbita, un punto de peligro donde está el vértice del terrible juego. Se puede tener musa con la muleta y ángel con las banderillas y pasar por buen torero, pero en la faena de capa, con el toro todavía limpio de heridas y en el momento de matar, se necesita la ayuda del duende para dar en el clavo de la verdad artística”. Y siguió diciendo que “el torero que asusta al público con su temeridad en la plaza no torea, sino que está en ese plano ridículo, al alcance de cualquier hombre, de jugarse la vida; en cambio el torero mordido por el duende da una lección de música pitagórica y hace olvidar que tira constantemente el corazón sobre los cuernos. Lagartijo con su duende romano, Joselito con su duende judío, Belmonte con su duende barroco y Cagancho con su duende gitano, enseñan, desde el crepúsculo del anillo, a poetas, pintores y músicos, cuatro grandes caminos de la tradición española.”
Una de las poesías de Lorca más conocida sobre el mundo taurino es un homenaje póstumo a Ignacio Sánchez Mejías cuando el toro Granadino le dio una estocada mortal en la plaza de Manzanares. Doliente, desesperada y emocionante al mismo tiempo al recordar la grandeza del torero en la plaza. Recoge el llanto ante la cogida, junto con la muerte y la ausencia del amigo. Se considera como una de las mejores elegías laicas de la literatura española. En este enlace puede leerla entera: Llanto por Ignacio Sánchez Mejías – Federico García Lorca – PoeMAS (uned.es)
Le invito también a que vea este reportaje de TV2: Otros documentales: García Lorca: toreando las estrellas (rtve.es)
Deje que comente brevemente que supone la tauromaquia para la economía española. Conviene antes tener en cuenta que el espectáculo taurino es el eslabón final de un proceso donde se juntan diversas actividades profesionales con miles de puestos de trabajo de diversas disciplinas. Mire, nos podemos hacer una idea con este dato: 1.600 millones al año, el 0,16 del PIB, según un informe de 2016 de la Asociación Nacional de Organizadores de Espectáculos de Taurinos (ANOET) elaborado por la Universidad de Extremadura dirigido por Juan Medina, profesor de Teoría Económica. Su trabajo está respaldado por fuentes oficiales. Con datos de 2022, los festejos taurinos recaudaron por venta de entradas 400 millones de euros. De dicha cuantía, un total de 40 millones de euros, acabó en el Hacienda en concepto de Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA). No son cifras para no tenerlas en cuenta.
Actualmente, desde que el actual ministro de cultura se cargó el Premio Nacional, la tauromaquia no recibe nada del Gobierno. No así las comunidades autónomas como Madrid, Murcia, Castilla La Mancha, Andalucía, Aragón, Extremadura y Valencia, que sí la apoyan. En las tres primeras, las corridas de toros son consideradas Bien de Interés Cultural. En la Comunidad Valenciana se considera a la tauromaquia como patrimonio cultural. Muchos ayuntamientos gobernados por partidos políticos de todo el arco parlamentario secundan y apoyan las ferias taurinas de sus localidades. A su vez, la Unión Europea no apoya en sí las corridas, pero sí puede subvencionar a las ganaderías como explotación bovina. Quizá desde fuera tengan que abrir los ojos a los gobernantes, no sería la primera vez.
Y termino con un dato fundamental, el toro bravo nace para ser lidiado en la plaza. Sin esta, esta especie desaparecería, no es rentable cuidar a este animal salvaje correteando al aire libre por las dehesas sólo para el consumo humano de su carne. Para esto hay otras especies de toros, mansos, que cubren y participan de la cadena alimenticia del ser humano.
