Nos encontramos en el edificio de las Cortes de Castilla la Mancha’ , el convento de San Gil. Fue una congregación de religiosos franciscanos descalzos que en Toledo se le llamaba cariñosamente “gilitos”. Llegaron a nuestra ciudad en el año 1557 y se situaron en las inmediaciones de la ermita de la Virgen de la Rosa y años más tarde gracias a los donativos de los hermanos Juan y Francisco de Herrera edificaron este convento bajo las órdenes de Martínez de Encabo
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