Jumilla es una localidad realmente especial en todos los sentidos. Yo personalmente la conozco gracias a una Bodega muy especial, Bodegas Bleda. Siempre digo lo mismo, todos viajan por todo el mundo y no se dan cuenta de que aquí hay lugares que no tienen nada que envidiar a los más bonitos de otros países.
He de reconocer que hacen unos vinos con una altísima calidad precio desde hace más de cien años. Una bodega con mucha historia. Más antigua que algunas leyes. Por eso tienen la marca Castillo de Jumilla sin ser dueños del Castillo, como les obligaría la ley actualmente.
Bodegas Bleda tiene su origen en las últimas décadas del siglo XIX, aunque es en 1915 cuando se establece y se sientan las bases de la actual bodega.
Cuando uno llega se queda admirado del lugar, de las vistas, de los aromas, pero sobre todo del recibimiento tan amable y acogedor.
Es lo que se dice un lugar con encanto.
Las instalaciones son realmente modernas y siempre se está innovando. Se puede ver cuando uno prueba los vinos. He de decir que el Pinodoncel 12 y 24 son mis favoritos, aunque el Pinodoncel blanco Sauvignon blanc y el Amatus Dulce no se quedan lejos.
La marca Pinodoncel se llama así en reconocimiento a la variedad regional.
Castillo de Jumilla, Pinodoncel, Amatus Dulce y Divus tinto, su vino de autor se elabora con todo el esmero por Pascual Tomás Solaz, el enólogo y hombre fundamental en todos los procesos. Es impactante escucharle hablar, la pasión que pone en todo lo que hace y como lo vive. Realmente se gana el respeto de cualquiera que lo escuche explicar los métodos y procesos que utiliza para lograr unos vinos tan ricos.
En definitiva, la familia Bleda ha logrado con nota perdurar y permanecer en la memoria de todos sin estridencias y manteniendo la calidad, el prestigio y la seriedad.
Como se dice en el sector, el vino es un negocio a cien años y ellos lo han logrado con éxito.