Queremos hacer partícipes a todos los españoles de lo que os están quitando del bolsillo a cada contribuyente
El ministerio de hacienda nos persigue por cualquier incumplimiento tributario, pero sin embargo no defiende los intereses de los contribuyentes y no nos queda otra opinión que “alguien debe ser amigo de alguien” o que algunos políticos se están preparando su sitio en esas puertas giratorias que todos sabemos existen.
VEAN, SI NO:
La gran estafa que nos hacen con el agua de todos
Las compañías eléctricas (cuentan en plantilla con expresidentes del gobierno) pagan entre 10 y 20 millones por el uso caudal de los ríos. Y ganan más de 1.000 millones CADA AÑO
Las empresas eléctricas no pueden seguir eludiendo el precio del agua ni de los costes de esta y evidentemente han de pagarla al precio que sea justo y su importe ha de revertir en el coste de la electricidad a los usuarios
El recuento da como resultado que, por usar EL AGUA, POR LEY ES UN BIEN PÚBLICO Y SIN DUEÑO, las eléctricas pagan entre 10 y 20 millones de euros al año al Gobierno, Con ese caudal producen electricidad que, a su vez, las eléctricas cobran al precio de mercado. De media, en los últimos años alrededor de 1.000 millones anuales de beneficios con este sistema.
Como se fija el precio de la electricidad
El sistema de fijación de precios de la electricidad es singular. Las empresas van ofertando la electricidad en función de la demanda de cada momento. Las eléctricas primero aportan la nuclear, que no puede variar su potencia, todas las renovables entran por ley y, si hay agua en los embalses, la hidráulica. Lo que falta se completa con carbón y gas, que son más caros, y al final todas las diversas compañías productoras, acuerdan cobrar el precio más alto.
Asi que visto lo visto, lo justo (y decir lo justo en España es como una broma de mal gusto) seria que se hiciese una media de coste sobre la totalidad de la oferta, para determinar el precio de la corriente eléctrica ( y eso no es tan difícil, porque solo hay que contemplar la cantidad de corriente que cada compañía pone en el mercado y el coste de fabricación ), además de que el Estado debiera entrar en esa dinámica de precios mediante compañías eléctricas estatales que ofertasen el suministro a beneficios cero ( es decir como una tasa).
El resultado es que la corriente procedente de empresas hidroeléctricas -sin apenas costes de materia prima y con presas construidas hace décadas- cobran su producto al precio de la corriente producida con gas. Si el gas sube en los mercados internacionales, suben los beneficios de las empresas que hacen uso de las presas.
Las empresas eléctricas no pueden seguir al margen del debate de la gestión del agua ni de los costes de esta y evidentemente han de pagarla al precio que sea justo y su importe ha de revertir en el coste de la electricidad a los usuarios