Lo que es la vida, cae estrepitosamente el exministro Ábalos por un asunto turbio donde parece que la corrupción ronda por sus alrededores y su partido le ordena que entregue el Acta de Diputado, dándole un plazo de 24 horas. Así, sin más, como si Joseluí fuese un pardillo.
El sensible, tierno y delicado Ábalos se siente ultrajado por tal decisión, que naturalmente considera injusta, precipitada y, sobre todo, incoherente, no aceptando, por tanto, el ultimátum de sus hasta ahora hermanos de pandi, anteponiendo el honor, honra y reputación personal por encima de cualquier circunstancia.
El PSOE, mejor dicho, el actual aparato del partido, se reviste de inusitada dignidad y de manera, fulminante, precipitada y ejemplarizante, le emplaza a abandonar el partido donde lo fue todo, como si fuera un apestado delincuente.
Ávalos no está imputado, ni denunciado, ni procesado, pero su partido ya lo ha condenado con una precipitación tan sorprendente como inusual en los partidos políticos, que dilatan la sublime decisión de «aforarlos a la rue» hasta que el agua les llega al cuello, a veces incluso proporcionando una vía de escape para que se pierdan un ratito hasta que otra noticia entretenga al personal.
La realidad es que Ábalos se ha refugiado en el grupo mixto, que el PSOE se ha quedado con 120 escaños y, además, sin ese voto necesario para conservar tan raquítica mayoría.
¿Qué significa que Ábalos deje la militancia y por tanto ser diputado del PSOE?
Sencillamente, que Sánchez tenga que negociar con él, lo mismo que tendrá que hacerlo con Sumar, Podemos, ERC, Puigdemont, CC, Bildu, Democracia Orensana y con cualquiera otro que pase por allí.
No seré yo quien hable, critique o condene a Ábalos, Koldo, Illa, Armengol y todos los que los medios de comunicación vayan señalando por esas curiosas filtraciones tan normales en este nuestro país. Total…
Al final, como sucede siempre, todo quedará en agua de borrajas, los culpables serán los tontos útiles de siempre y pagaremos la fiesta los pagafantas de toda la vida.
Unos se convertirán en fiscales, otros pondrán el ventilador, otros justificarán todo y nosotros, como siempre, a rascarnos el bolsillo.
¿Ábalos? Ábalos se mostrará indignado, ultrajado, cabreado, decepcionado, vilipendiado, masacrado y violentado.
Y las cadenas de televisión con su espectáculo a cuestas del Teatro de Manolita Chen, con sus partidistas presentadores, analistas de salón, tertulianos de cámara, opinadores de ocasión, arribistas de bocas profundas, estómagos agradecidos, vengadores heridos… y demás purrela ibérica, predicadores y bocazas de arrabal.
¡Spanish Show!
