Hemos llegado a la delirante situación en la que el hecho de haber nacido varón es el nuevo pecado original impuesto por un reducido pero vociferante grupo de mujeres, que vienen con el odio impreso contra los hombres.
Es la implantación de la misandria en estado puro.
Recordemos que misandria es un término que hace referencia al odio hacia los hombres, con clara tendencia ideológica, que consiste en despreciar al varón como sexo y con ello todo lo considerado como masculino, de ahí que todo lo quieran convertir en neutro.
A través de esta definición nos damos cuenta de una corriente que castiga al 50% de la humanidad por un marcado odio hacia un sexo determinado.
Tal vez la intención de esta misandria de nuevo cuño tenga como fin crear un nuevo pecado original, donde el hombre nazca con el estigma de ser un potencial asesino de mujeres, un presunto violador y un posible psicópata, o todo a la vez.
Ahora los hombres son culpables mientras no se demuestre lo contrario, lo que da un nuevo giro a la anterior tendencia que defendía la presunción de inocencia, ahora en pervertida presunción de culpabilidad.
A los hombres primero se les condena sin pruebas, ni juicio, ni sentencia, y luego pueden intentar demostrar su inocencia desde la cárcel.
Los hombres que hayan demostrado ser unos seres pacíficos, que son la inmensa mayoría podrían ser declarados inocentes, pero siempre serán sospechosos, a no ser que sean de determinada ideología, que entonces el asunto cambia radicalmente.
Solo los hombres de las amazonas moradas son hombres maravillosos…
Es evidente y hay que denunciarlo, que hay hombres que han maltratado, humillado, ultrajado, acosado y asesinado a mujeres, incluso algunos gerifaltes haber deseado azotarlas hasta hacerlas sangrar y esos hombres no pueden corresponder nunca a la tónica de lo que son la inmensa mayoría.
Esos, no digo hombres, son unos auténticos e inmisericordes energúmenos y delincuentes de la más baja catadura.
A esos que les caiga el máximo peso de la ley, no ese otro tipo de leyes protectoras que les reduzcan condenas y los saquen de la cárcel, eso ya lo hace la perversión de una masa vociferante y violenta.
Que en el Género Humano haya psicópatas, sádicos, esquizofrénicos, energúmenos, bárbaros y degenerados, que atentan contra la vida de sus semejantes, sin distinción de sexo, raza, edad o condición, es un hecho que viene repitiéndose desde que el mundo es mundo.
Este gobierno se ha dado cuenta del peligro que se deriva de esta deriva y a vuelto al feminismo clásico que tantos logros ha alcanzado en la lucha por la igualdad de las mujeres.
Solo nos quedará por ver como las radicales activistas vociferantes, especialistas en tanganas y tamborradas, en cualquier momento puedan crear un nuevo Monte Taigeto para despeñar a todos los varones, a no ser que presenten un genero difuso, neutro, indefinido,