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La coedición de la novela se presentará el 20 de noviembre en el Centre Cultural la Beneficència
La Institució Alfons el Magnànim – Centre Valencià d’Estudis i d’Investigació y la Acadèmia Valenciana de la Llengua han coeditado el libro L’últim serf, de Maria Ibars, escritora del año 2024 de la institución normativa del valenciano. Carles Mulet se encarga de la introducción y la edición de una novela valorada generalmente como la obra culminante de Maria Ibars. L’últim serf fue su última novela en publicarse y salió a la luz semanas después de la muerte de la autora en enero de 1965, a pesar de que la había acabado en 1958.
Mulet destaca que la publicación de la novela en 1993 en la colección ‘Biblioteca d’Autors Valencians’, de Edicions Alfons el Magnànim, constituyó “una cita esencial en el impulso del conocimiento, la recuperación y la valoración de la escritora Maria Ibars”. Esto ocurría en el contexto de la organización y el desarrollo del año conmemorativo del nacimiento de Maria Ibars, después de casi treinta años de su muerte.
Ambientada en el primer tercio del siglo XX, un periodo clave en el desarrollo económico y social de Dénia y su comarca por la irrupción de la modernidad y la consiguiente crisis de la sociedad tradicional, L’últim serf, novela que podemos situar dentro de la corriente de la novela social de los años cincuenta, gira en torno al nacimiento de la conciencia obrera entre los trabajadores y las trabajadoras de la pansa y su organización y lucha.
A pesar de tratarse de un relato de ficción, son evidentes los elementos autobiográficos que Maria Ibars incorpora a la obra, como por ejemplo todo un universo de personajes basados en la realidad de la Dénia del momento, empezando por el mismo Batiste, personaje que, con su fidelidad total al amo, da título a la novela y es un verdadero trasunto del padre de Maria Ibars, que fue durante muchos años el encargado del almacén Arguimbau y hombre de confianza de su patrón. Otro aspecto destacable del libro es el protagonismo de las mujeres, señoras o trabajadoras del almacén, pero todas víctimas de una sociedad profundamente machista. L’últim serf es un gran retablo hecho desde el afecto hacia aquel mundo precario al cual Maria Ibars se sentía plenamente ligada y desde la solidaridad con aquel montón de gente anónima y subalterna que lo sostenía, una novela humanísima, contada desde una mirada escéptica al progreso y recelosa de la condición humana.
Un paisaje de palabras
Anna Maria Ibars i Ibars nació el 29 de febrero de 1892 en Valencia, donde entonces estaba la familia Ibars al servicio del exportador hortofrutícola Juan Arguimbau, de Dénia. Los Ibars vuelven pronto a Dénia y, junto a los almacenes de pansa transcurrió la niñez y la primera juventud de Maria con su hermana Inés. El gran interés de Maria por el aprendizaje motivó el esfuerzo económico de los padres para que estudiara magisterio en Valencia. El año 1916, ya maestra en la Font de la Figuera, conoce a Vicent Payà, un comerciante de vinos, con quien se casa. En los años siguientes, nacerían la hija, Raquel, y el hijo, Vicente Darío.
En otoño de 1934, Maria se traslada con los hijos a trabajar a Valencia. La llegada a la ciudad implicó su integración en el movimiento cultural valencianista, propiciada por el reencuentro con Carles Salvador, antiguo compañero de estudios. Sin embargo, la Guerra Civil destronca esta proyección pública incipiente.
Acabada la guerra, en su estimada Dénia y en Les Rotes, junto al mar, Maria Ibars construye Penyamar, la casa que se convierte en su vivienda preferida, donde se cocería buena parte de su obra. Paralelamente, la autora continúa la tarea literaria y cultural y, a cobijo de Lo Rat Penat, publica Poemes de Penyamar (1949) y participa con Ram a l’amiga en la VI Taula de Poesia (1951) y en coronas literarias, certámenes vicentinos y publicaciones periódicas.
La muerte de Carles Salvador en 1955 fue un golpe para la situación anímica convulsa de la autora en un momento en el que empeoraba su ya precaria salud. A finales de la década, pasará temporadas en Madrid, donde reside su hija Raquel. Aun así, Maria Ibars persevera en su afán literario, ahora más cerca de Nicolau Primitiu. Es la etapa de la publicación en Sicània de la obra narrativa: Vides planes (1962), L’últim serf (1965) y el conjunto de cuentos (1961-1966), y también de las colaboraciones en el semanario La Marina (1960-1964). Después de esto, ya solo tenemos un silencio corto que conduce a su muerte, acaecida el 9 de enero de 1965.
La obra de Maria Ibars, escrita en un tiempo difícil, tuvo que afrontar importantes dificultades de divulgación y valoración crítica. Sin embargo, por su valía inmanente y por la contribución al cultivo literario de nuestra lengua durante el franquismo, se puede considerar muy extraordinaria.