Vivir sumidos en la ignorancia es una manera de vivir de espaldas a la realidad, es como taparse los ojos creyendo aquello de: Ojos que no ven corazón que no siente.
Es una forma de negarse a ver lo que va a suceder refugiándose en lo sucedido, algo que dicen de las avestruces.
Los españoles somos muy proclives a creer que la ignorancia nos evita tomar decisiones difíciles en lugar de saber a través del estudio, el aprendizaje, el conocimiento y la excelencia.
Últimamente vemos cómo los «políticos» se enzarzan en falsas reyertas para al final acordar la cesión de dádivas pasajeras que no tienen otra misión que distraer, confundir y retrasar lo inevitable.
Mientras nuestros representantes guardan silencio sobre una oculta y secuestrada realidad, el pueblo seguirá diciendo que España se hunde porque ya no están los suyos, porque ya no están sus amigos, porque ya no están sus compañeros o correligionarios.
Siguen las dos Españas de siempre como cebo que sirva al trampero para seguir cobrando piezas que le lleven el arcón.
Resulta una evidencia ver un país fragmentado, enfrentado y hundido conviviendo entre la mentira, el cambalache y las trapisondas.
Nos hemos acostumbrado a caminar de espaldas yendo hacia adelante para así ahorrarnos ponerle a los coches espejo retrovisor lo que nos origina continuos castañazos al desconocer lo qué tenemos delante.
Es el momento de acabar con la Nación más antigua de Europa entretenida en prolongar la agonía que representa una situación económica tan próxima a la quiebra, que para engañar a los bobeas le llaman recesión, prima de riesgo, PIB, o inflación.
España ha entrado en un momento de debilidad extrema y esto lo aprovecharán sus naturales depredadores, ahora convertidos en alimañas protegidas por aforamientos e inviolabilidades para evitar su extinción.
Es como declarar especie protegida a las sanguijuelas por estar éstas en un hipotético peligro de extinción.
Como observador de mecedora y degustador de cafés con dos terrones de azúcar, barrunto que si el 40% de este gobierno canta una nana para adormecer a la peña, el 60% restante lo despierta con himnos y marchas de tiempos de Maricastañas y canciones del folclore más tribal entre sardanas y aurreskus.
De lo que ya no estoy tan seguro es si esta manera de vivir y aguantar esta quiebra, se hace caminando para atrás por un alambre sobre el abismo.
Es una nueva manera de subsistencia, caminar hacia atrás en busca del futuro.
Es la España del funambulismo, de la magia potagia, de encantadores de serpientes y de mujeres barbudas.
Estos políticos, reyes del caleidoscopio gozan de la inmensa fortuna de tener a sus fieles jodidos pero contentos, aunque les condenen a la indigencia, les hipotequen sus vidas y se rían de sus humillantes lealtades y frustrantes fidelidades seguirán siendo útiles a sus jefes.
La suerte está echada mientras las ranas encantadas esperan a sus príncipes azules los chalanes seguirán viviendo a cuerpo de rey emérito.
Los querían viviendo en Vallecas, viajando en Metro, cobrando miserias, asaltando cielos y vistiendo harapos, pero se encontraron con residentes de barrios bien, cobrando diez salarios mensuales, viajando en limusinas, surcando los cielos en Falcon y vistiendo de prada. El timo de la estampita por decreto…
Y es que no hay peor cosa que acostumbrarse a las garrapatas, las ladillas, chinches y pulgas agarradas como lapas a nuestra entrepierna, que es donde tenemos la arteria con más caudal sanguíneo, femoral creo que se llama…
Una garrapata aferrada a una femoral es el sueño de los parásitos.