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La Sala Parpalló del museo de la Diputació de València ofrece desde este miércoles y hasta el 1 de diciembre ‘Manolo Millares. Circa los cincuenta’
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El diputado Paco Teruel destaca la colaboración entre la Fundación Antonio Pérez de la Diputación de Cuenca i el MuVIM. La muestra recoge pinturas casi inéditas del artista y una cuidada selección de obras de los cincuenta
La Sala Parpalló del MuVIM ofrece desde este miércoles y hasta el 1 de diciembre ‘Manolo Millares. Circa los cincuenta (Buscando la dimensión perdida)’, una muestra que, comisariada por Alfonso de la Torre, recoge un conjunto de 26 pinturas prácticamente inéditas de Manolo Millares junto a una cuidada selección de sus obras tempranas de los cincuenta. “La exposición ha sido posible gracias a la colaboración y generosidad de la familia Millares”, destaca el diputado de Cultura, Paco Teruel.
El responsable provincial de Cultura ha participado en el acto junto al director del MuVIM, Rafael Company; el Jefe de exposiciones del museo, Amador Griñó; el comisario de la muestra, Alfonso de la Torre; y el director de la Fundación Antonio Pérez de la Diputación de Cuenca, Jesús Carrascosa, quien ha manifestado que el museo de la Diputació de València “ya forma parte de la familia de la Fundación Antonio Pérez. El listón estaba muy alto, pero en esta ocasión hemos traído al MuVIM lo mejor de lo mejor, todo el mundo se va a quedar con la boca abierta”.
Pinturas, muros, pictografías, sus primeras arpilleras y también las más conocidas conforman esta exposición, fruto de la colaboración entre la Fundación Antonio Pérez de la Diputación de Cuenca y el museo de la Diputació de València. “La exposición que presentamos es el cuarto proyecto compartido con la fundación conquense; tras ‘Ruedo Ibérico’, ‘Eros Clandestí’ y ‘El objeto encontrado’, nos visita Manolo Millares, “ese tiempo desmedido”, ha apuntado Teruel.
El artista canario, reconocido en el panorama creativo contemporáneo español como uno de los principales renovadores del lenguaje plástico, llega al MuVIM gracias al trabajo conjunto de dos diputaciones que trabajan para “extender el valor de la cultura más allá de límites territoriales”. En este sentido, Paco Teruel apunta que la exposición, fruto de la colaboración entre instituciones, “demuestra una vez más que la cooperación es siempre una acción valiosa en el ejercicio de la responsabilidad de las políticas públicas”.
Una retrospectiva del artista
‘Manolo Millares. Circa los cincuenta (Buscando la dimensión perdida)’. Bajo este título, el MuVIM expone un conjunto de 26 pinturas prácticamente inéditas del artista, desde su mítico autorretrato Fou Mad (1950) pasando por una cuidada selección de sus obras tempranas de los cincuenta: muros, pictografías y primeras arpilleras, hasta llegar a sus arpilleras más conocidas, en buena parte custodiadas por la Fundación Antonio Pérez en Cuenca. Junto a estas obras también se recogen algunas piezas fílmicas y musicales vinculados a Millares.
El comisario, Alfonso de la Torre, ha apuntado que el título de la exposición “habla del viaje de Millares desde sus primeros encuentros con las pinturas impresionistas de Van Gogh hacia la modernidad”. Esta muestra ha sido posible gracias a la familia de Millares y al cuidado de estas dos instituciones amigas, en esa especie de sinergia que es tan poco frecuente y tan fructífera”.
El artista estuvo desde temprano vinculado a Valencia y promovió la exposición en el Ateneo Mercantil-Instituto Iberoamericano de Valencia ‘Arte Abstracto Español. I Salón Nacional de Arte No Figurativo (1956)’, que impulsó uno de los más significativos actos previos a ‘El Paso’. Esa vinculación con la ciudad incluyó también una amistad con Manolo Gil y el grupo Parpalló y, en especial, Vicente Aguilera Cerni.
La indagación sígnica que Millares aborda a mediados de los cincuenta en las llamadas pictografías se sintetiza posteriormente, adquiriendo su obra características de un collage de materias diversas, principalmente pequeñas maderas, tejidos y elementos de origen mineral (teselas, restos cerámicos y pigmentos de aspecto arenoso).
Artista tejedor, Millares utilizaba el hilo como una forma de escritura. Buscar, indagar e ir más allá era el signo de los tiempos, eso que Millares llamó “la búsqueda de la dimensión perdida” y “esos hoyos infinitos de misterio”, en una actitud inquieta, deseosa de investigar en otros ámbitos más allá de la mera pintura.