Al menos es a lo que se puede achacar al alarmante número de jóvenes que manifiestan un total rechazo a ser madres o padres entre los 20/30 años. Y es que en España la insolvencia económica es consustancial con la inmensa mayoría de los jóvenes.
Muchos se manifestan amantes de la generación espontánea, donde ser padre o madre por la manera tradicional es una antigualla más propia del paleolítico que de la Era Moderna.
Ahora se valora más la paternidad subrogada, los vientres de alquiler, óvulos liofilizados, semen ultracongelado, paternidad por encargo o por catálogo.
Tambien es frecuente como se ha popularizado la nueva maternidad y paternidad hacia perritos y gatitos, hasta el punto, de oír expresiones como: «Ven con papi, hijito» «¿A quién quiere mami…?», y sale un Pitbull, gran danés o rottweiler a darle lametones en los morros al papi y a la mami de turno, mientras le meten hasta las amígdalas el nauseabundo olor que expele el aliento que proporciona el pienso compuesto de tripicallos de carnes y pescados con potenciad-res aromáticos.
No sé de donde les vendrá esta falta del instinto materno-paterno las nuevas generaciones, si no es por una mutación producida por una bacteria que altera el sentimiento más natural del Género Humano.
En Psicología estudiamos los principios en los que se basa la «formación del nido», que no es otra cosa que la formación de nuestro núcleo más elemental y primigenio que es la familia.
Algo que han tratado de dinamitar con la creación de nuevos conceptos de familia como: Biparental, monomarental, LGTBI, homomarental y homoparental, joven, múltiple, abierta,
reconstituida, inmigrante, mixta, de acogida, secularizada, eclesiástica, civil, transitoria…
Ya se oye la posible abolición del día del padre y de la madre por la nueva acepción de progenitor A o B, o progenitora biológica, de acogida, de adopción, de con derecho a compartir nevera y ya de paso, si tercia…
De momento se está importando «mano de obra» que llega en pateras con fornidos hombretones de ébano, atléticos y poderosos encargados de repoblar una Europa desvaída, decrépita y bañada en vapores y sostenida a duras penas por la viagra.
Tal vez nos encontremos con una nueva sociedad, donde una parte se dedique a procrear, otra a disfrutar de la libertad y la comodidad que da no tener ningún compromiso, y una tercera, absolutamente altruista, generosa, llena de amor y con el compromiso a adoptar lo que otros abandonan, negocian o comercian, al mismo tiempo que ven cumplido su fuerte instinto maternal y paternal por una extraña emergencia esterilizadora.
Ahora las protectoras de animales ven con muy buen criterio el eslogan de moda, «Una mascota no es un juguete»
¿Y un niño? ¿Qué es un niño? ¿Un problema? No, es el que hace añicos la soledad, da sentido a la vida, genera ilusiones, proporciona felicidad y potencia todos los sentidos.
No hay nada capaz de igualar lo que aporta un niño, ni siquiera un chihuahua, un chau chau o un caniche