Fiestas y tradiciones populares de Corral de Almaguer la noche de San Juan (El último resquicio de brujería)

Quien más quien menos ha oído hablar en alguna ocasión de la noche de San Juan y de las connotaciones mágicas, esotéricas o de brujería que suelen asociársele, en base a su coincidencia o casi coincidencia (el solsticio suele tener lugar el día 21) con un fenómeno astral denominado solsticio de verano. Es decir: con el día más largo y la noche más corta del año. Este curioso acontecimiento astronómico, que se produce cuando el Sol alcanza su mayor altitud con respecto al semieje del planeta, provoca que durante varios días la altura del astro rey no parezca cambiar al medio día (de ahí lo de solsticio o “Sol quieto”) ofreciendo las máximas horas de luz en los países del hemisferio norte, mientras en los del hemisferio sur se produce el efecto contrario.

Esa máxima preponderancia de la luz sobre las tinieblas, era ya conocida por las distintas culturas humanas desde varios miles de años antes del nacimiento de Cristo, dando lugar a una serie de ritos y celebraciones relacionadas con el fuego y el agua, en un intento por conmemorar el momento de mayor fuerza del astro rey (el Dios sol en lo antiguo) y de paso aprovechar su energía purificadora para conseguir todo tipo de deseos, cambios vitales y sanaciones. Era por lo tanto una de las fiestas más importantes del calendario pagano, que acabó cristianizada como tantas otras y sustituida en este caso por la festividad de San Juan Bautista.

Con todo y con eso, la celebración del solsticio de verano jamás perdió sus fuertes raíces ancestrales, llegando hasta nuestros días repleta de simbolismos y tradiciones paganas, mezcladas con elementos esotéricos y religiosos. Es ciertamente la noche mágica del año.

Y si existe un elemento ritual que se repite en las distintas culturas, hasta el punto de considerarse como un componente fundamental de esta noche mágica, ese es el fuego. Las hogueras de San Juan en España se reproducen de forma parecida en el resto de países europeos, así como en la mayor parte de América, en los países mediterráneos con presencia de etnias bereberes (Marruecos y Argelia) que celebran la “Ansara”, en la India que conmemora el “Pitri-yana” o en Kirguizistán, por poner un último ejemplo, que celebran el “Uluu Ot” o Fuego Sagrado.

En todos ellos el fuego presenta un simbolismo de purificación y renovación. Es el momento ideal para quemar y dejar atrás todo lo negativo del año (de ahí la costumbre de quemar los trastos viejos) y conjurar los malos espíritus haciendo apuestas por el amor y la fertilidad. El solsticio de verano es una fiesta muy ligada al fuego, pero también al agua, sobre todo en los pueblos de tradición celta. Es noche de conjuros y encantamientos, en la que los duendes, brujas y hadas se hacen presentes al menos en la imaginación de los hombres. Es, en definitiva, una noche mágica con fuertes connotaciones de alegría y diversión.

La Noche de San Juan en la Mancha

En Castilla la Mancha, al igual que en prácticamente todos los pueblos de España, lo habitual era prender hogueras (muchas en Corral de Almaguer hasta pocos años) utilizando como combustible los muebles, ropas y otros utensilios viejos de los que los vecinos querían desprenderse. Posteriormente y como rito de purificación, los jóvenes y menos jóvenes iban saltando las hogueras con mayor o menor brío, chamuscándose el flequillo en su paso por las llamas. Junto a esta tradición plena de alegría vecinal, cánticos y zurra, se aprovechaba la noche para narrar a los niños una serie de antiguas leyendas repletas de magia, superstición y misterio, que hacían abrir los ojos como platos a los más pequeños.

Muchas de esas supersticiones ligadas a nuestra tierra durante esta celebración y que hoy nos provocarían un ataque de risa, suponían para buena parte de nuestros antepasados verdades incuestionables e incluso motivos suficientes para que algunos de ellos terminasen acusados de brujería o encarcelados por la inquisición. Entre esos curiosos rituales, se encuentran:

  • Si sales a media noche y te encuentras con un gato negro es señal de mala suerte para el resto del año y de buena suerte si el gato es de otro color.
  • Si sales después de medianoche con una gallina negra y das siete vueltas a tu casa, aparecerá el diablo.
  • A la primera persona que encuentres y abraces pasada la medianoche, será tu pareja.
  • Si a medianoche se hace una cruz en los árboles, doblarán la cosecha de frutos.
  • Si a las doce de la noche miras la luna y después una higuera, la verás florecer (que conste que las higueras no echan flores).
  • La higuera y el helecho florecen esta noche (ninguna de las dos echa flores). Quien tenga una de estas flores será muy afortunado.
  • Quien vea florecer la yerbabuena la noche de san Juan será muy afortunado, siempre que lo mantenga en secreto.
  • Si se entierra un haba y se la va a ver a medianoche, florecerá y dará buena suerte.
  • Si encuentras un trébol de cuatro hojas la noche de San Juan, tendrás muchas riquezas. De ahí procede la célebre coplilla: “A coger el trébole la noche de San Juan”.
  • Hay que lavarse las manos con agua del rio para mantenerse joven y el cabello para conservarlo hermoso. Debemos tener en cuenta que durante esta noche las aguas están bendecidas por el Bautista.
  • Si coges agua de la fuente en la noche de San Juan, sanará la parte del cuerpo que te laves con ella.
  • El rocío de la noche de San Juan presenta también multitud de propiedades curativas.
  • Si llueve en la noche de San Juan o al día siguiente, habrá cosechas abundantes.
  • Antes de la salida del sol hay que regar los árboles con agua del rio, para que den mucha fruta durante el año.
  • Si esa noche pides bajo una higuera que te corresponda la persona de quien estás enamorado o enamorada, se hará realidad.
  • Para aprender a tocar la guitarra o cualquier instrumento musical, hay que colocarse debajo de una higuera o en el cruce de cuatro caminos y aparecerá el diablo a enseñarte.
  • Si miras al espejo la noche de san Juan, aparecerá el diablo.
  • En la noche de san Juan no debes asomarte a los pozos, porque verás tu propio entierro.

Además de los ritos y supersticiones anteriores, olvidadas ya y eliminadas de nuestra conciencia colectiva por razones obvias de cultura, progreso y modernización de la sociedad, perviven aún en Corral de Almaguer dos ceremonias de sanación rayanas en la brujería, que siguen contando en la actualidad con sus propios adeptos. Me estoy refiriendo a la “cura del mal de ojo” y a la “cura de las hernias durante la noche de San Juan”.

De la primera todos hemos oído hablar y hasta es muy probable que hayamos sido objeto de sus misteriosos rezos o ensalmos en alguna ocasión. Vamos: que nos han echado una tacilla en alguna etapa de nuestra vida -especialmente de niños- para analizar si las gotas de aceite que deposita la sanadora en el agua, se juntan o no de una determinada manera y concluir que estamos muy ahojados o indigestos.

Pero como para la cura del mal de ojo no es necesaria una fecha determinada y se puede llevar a cabo durante todo el año, es del segundo ritual de sanación del que quiero recoger algunos datos pues, si bien nunca lo llegué a presenciar en directo -dadas las horas y fechas concretas en que se llevaba a cabo- sí tuve conocimiento de su práctica durante los años 80.

La cura de la hernia infantil durante la Noche de San Juan

Se trata de un ritual enraizado con las antiguas tradiciones celtas -o celtíberas en nuestra zona- y por lo tanto muy relacionado con la presencia de determinados árboles legendarios o mitológicos: en este caso, la higuera. La higuera fue considerada como árbol sagrado por distintas culturas mediterráneas, al ser el único que produce dos frutos al año y servir su irritante savia para curar determinadas dolencias. En la más estricta tradición árabe, heredada a su vez de las culturas griega y romana, hasta no hace muchos años era común práctica plantar higueras en los campos de cultivo, para que, además de servir como señalización de linderos, aportasen un complemento alimenticio a los campesinos (con los higos se elaboraban todo tipo de postres, mermeladas y arropes). En esa misma tónica y hasta hace pocas décadas, era bastante habitual encontrarlas en corrales y en muchos de los patios vecinales de nuestra población.

Con todo y con eso, la higuera arrastraba también un componente negativo, fruto de la mala interpretación de unas palabras emitidas por Cristo en una de sus parábolas y un viejo dicho popular que recogía que “jamás debía uno cobijarse o dormirse bajo la sombra de una higuera, ante el temor de que apareciesen espíritus malignos o demonios”. Una superstición muy extendida por todos los países, que más que una evidencia comprobada, parecía una argucia para evitar que niños y amigos de lo ajeno robasen sus frutos.

En cualquier caso, la higuera era en nuestra zona el árbol elegido para realizar los hechizos y ensalmos de la Noche de San Juan, al igual que en la zona norte de España lo eran los robles o los nogales.

El Ritual

Elegida pues la higuera de la población (hoy en día sería difícil encontrar una) lo siguiente era convocar, además de al niño o bebé herniado con sus padres, a un hombre que se llamase Pedro y otro que se llamase Juan. La cita era a las doce de la noche del 23 al 24 de Junio, o bien a otra hora antes del amanecer. En algunos lugares de España se añadía una tercera persona, mujer en este caso, que se llamase María.

El procedimiento era el siguiente:

El padre del niño quebrado tronchaba una rama de la higuera, evitando que se separase o descolgase del todo. A continuación, el hombre llamado Pedro pasaba al niño herniado debajo de la mencionada rama, pronunciando las siguientes palabras: “Tómalo Juan”. El niño era recogido inmediatamente por el otro hombre, que contestaba sin dilación: “Dámelo Pedro” continuando Juan con las siguientes frases: “Quebrado (o herniado) me lo das, sano te lo devuelvo” y lo volvía a pasar a Pedro.

Este ritual se repetía por tres veces, pasando al niño por debajo de la rama de la higuera y rezando un padrenuestro al final.

El procedimiento concluía devolviendo la rama a su posición original y atándola fuertemente con las telas con las que venía fajado el niño antes de comenzar el ritual y añadiéndole barro.

Pasado un año, si se evidenciaba que la rama de higuera sanaba y volvía a agarrar, el niño quedaba automáticamente curado.

En otras zonas de España (sobre todo en las comarcas del norte) se solía elegir un roble al que se desgajaba una rama por la mitad, dejando un espacio oval entre ambas y sin separar las dos partes del todo. A continuación, se pasaba el niño herniado entre el espacio formado por las dos ramas, mientras un Juan y una María recitaban el siguiente ensalmo:

Tómalo, María. ¿Qué me entregas, Juan? Un niño quebrado. ¿Quién lo sanará? La Virgen María y el señor San Juan. Y las tres personas de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, Amén.

Después se recomponían de nuevo las ramas, uniéndolas con barro y cuerdas. Todo esto se hacía antes de salir el sol, con la creencia de que, si sanaba el roble, sanaba también el infante.

Feliz Noche de San Juan

Rufino Rojo García-Lajara

Historiador sobre Corral de Almaguer

Historiador, recopilador y divulgador de artículos y trabajos de investigación relacionados con la Historia de Corral de Almaguer.

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