No les importa quién sean, ni de dónde vengan, ni lo que hubieran hecho. No les importa el pasado, ni qué delitos hayan cometido, ni en qué bandas hayan militado…
El nuevo PSOE es como un pacto en blanco sin fronteras.
A este «PSOE» no le conoce ni Pablo Iglesias, que fue el padre que lo engendró.
A este club de la comedia no le importa el partido, ni sus militantes, ni sus simpatizantes… Le importa que el Gran Patriarca continúe siendo el Gran Vividor y sus cuates gubernamentales, su comparsa que tocan y bailan al ritmo que marque el Sheriff.
A este «PSOE» no le interesan las victorias por mayoría absoluta, sino la victoria compartida. muy compartida.
A este PSOE le interesa que su impertérrito paseante de enmaquetadas pasarelas, director espiritual de creyentes a pie juntillas, siga en sus palacios, cigarrales y cortijos, mientras sus entretenidos adláteres controlan sus economías para beneficio propio.
Renunciar a ganar unas elecciones a la espera de ser el presidente de la amalgama de las comparsas nacionalistas, es una forma de ir por la vida en fanton, entre nubes, para no poner los pies en la tierra no se le vayan a ensuciar sus abrillantados zapatos de tafilete italiano del barro de la calle.
A este PSOE no lo reconoce casi nadie, solo los que en su día juraron terminar con él. Recuerdo a Iglesias, a este Iglesias…
Ahora resulta que no son Socialistas González, ni Guerra, ni Almunia, Corcuera, Vázquez, Vara, Page, Lambán, Redondo, Leguina, Ibarra… Todos estos padres del Socialismo moderno, no son Socialistas, los socialistas de «verdad» son Sánchez, Puente, Montoro, Díaz, Otegui, Puigdemont, Marlasca, Junqueras, Errejón, Zapatero…
A este precio no vale la pena ser de nada. Que cada uno vaya estirándose la boca hasta comulgar con ruedas de molino.
Esta nueva fórmula de presentarse a las elecciones para perder, para luego medrar, negociar, amburrear y chalanear, no estaba en el ADN del Partido Socialista Obrero Español.
¿Es que no ven que una parte de los socialistas se están quedando en casa? Que les da vergüenza…
Lo siento por mis amigos que continúan fieles a la causa. Tengo que reconocerles un valor que me emociona. Me da la impresión que eso no es ni fidelidad, ni lealtad; eso es obediencia ciega, entrega, abdicación, rendición, capitulación…
España bajando la prima de riesgo, subiendo el empleo, el nivel de vida, actualizando las pensiones, subiendo las prestaciones sociales, el salario mínimo, las becas… Y por otro lado rindiéndose a comunistas, separatistas, independentistas, golpistas, huidos, delincuentes juzgados y condenados, camorristas, antisistema…
Lo que está ocurriendo es muy difícil de entender, con lo fácil que resultaría todo cambiando la Ley Electoral. Simplemente con una doble vuelta…
A ver donde iría esta Charanga del Tío Honorio si no fuera por esta ínfimo nivel cultural, intelectual y formativo.