Una ola de robos se suceden por Cifuentes. Varios hogares han sido allanados para desvalijar los en pocas semanas, creando en la población una sensación de preocupación e inseguridad, sobre todo porque algunos de estos robos se produjeron de día.
Sabiendo que nadie estaría en la casa, porque posiblemente habrían estudiado los hábitos de sus habitantes. Y deja un susto en el cuerpo, no tanto por lo sustraído, como por ver invadido la privacidad del hogar. Intuyendo que han sido vigilados.
Está sensación se ha contagiado en el resto de la población, que han extremado la seguridad de su hogar, por temor a encontrarse a los autores de estos robos, robando en su hogar, o ver desvalijada su casa.
Aunque en el inconsciente, está el miedo a ser vigilados, para allanar nuestras casas, temor que condiciona los hábitos cotidianos, en una población de aproximadamente 1500 habitantes. Donde la sospecha puede generalizarse, al extraño, o al vecino que actúa sospechosamente. Un clima de desconfianza que por suerte no parece estar en la superficie de la vida diaria.