Los vecinos de la Isleta y en general los vecinos de Las Palmas de Gran Canaria estamos en absoluto descontento con las obras que están realizando en el Confital.
Han habido movilizaciones de vecinos el lunes y el martes, intentando paralizar las obras. La empresa había comenzado los demontes afectando a los perfiles de las laderas que no se pueden tocar por tratarse de una obra de conservación y mantenimiento y por estar situado en suelo rústico de protección.
La intención de la Concejalía de Urbanismo, que dirige Javier Doreste, es la de reponer los muros en los que se apoya la vía de acceso, la creación de un mirador junto a la plaza de Pepe el Limpiabotas, la construcción de un aparcamiento exterior y la mejora de la entrada al Confital, algo que huele mal, ya que el Confital siempre ha sido visto como un pastel muy jugoso.
Por su parte, los vecinos entienden que, tal y como está planteado, el proyecto municipal atenta contra el espacio protegido. Por eso, también denunciaron las obras tanto al Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil como a la Agencia Canaria de Protección del Medio Natural.
En esta zona de nuestro litoral habitan dos especies de caracoles únicos en el mundo, siendo La Isleta y El Confital su único hogar.
Hablamos por un lado del Caracol pintado de Gran Canaria «Theba graseti», especie con categoría de ‘amenazada’ y que además se encuentra protegida.
Por otro lado el caracol chato de La Isleta «Monilearia tumulorum», prima hermana del caracol chato de Arguineguín «Monilearia arguineguinensis» y que también se encuentra en ‘Peligro crítico’ por la UICN, siendo su rango de distribución aún menor que el de su prima, alrededor de unos 4 kms².
Estos ejemplares habitan en la zona de afectación directa de la maquinaria, maquinaria que si no llega a ser parada por los activistas pobablemente hoy o mañana hubiesen acabado con estos especímenes.