"El milagro de Empel", por Augusto Ferrer-Dalmau
El origen de esta fiesta no es propiamente religiosa como se podría esperar por celebrar la festividad de la Inmaculada Concepción, sino que es debido a lo que se vino a llamar el milagro de Empel. Seguidamnte se lo cuento, le invito a que me acompañen a descubrir con este relato verídico tantas cosas que han ido marcando el carácter español a lo largo de nuestra historia.
Situémonos. Es diciembre de 1585. El Tercio Viejo de Zamora, dirigido por Francisco Arias de Bobadilla, Maestre de Campo, compuesto por unos cinco mil hombres, combatía en la isla de Bommel, ubicada entre los ríos Mosa y Waal. Sus tropas estaban bloqueadas por el ejército del Almirante Holak. Los españoles pasaban por una situación desesperada por el frío y la escasez de víveres. Holak les propuso una rendición honrosa. Los españoles contestaron con orgullo que “preferimos la muerte antes que la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos”. Para ellos el honor, la patria y el servicio a su rey estaban por encima de cualquier otra circunstancia. Holak decidió inundar el campamento enemigo abriendo los diques de los ríos. A los españoles no les quedó más remedio que refugiarse en el pequeño monte de Empel. Cercados, seguían con la firme voluntad de resistir hasta la muerte, si era preciso. Cuenta la tradición que un soldado, escarbando una trinchera, encontró una talla de madera flamenca con la imagen de la Inmaculada Concepción. Con este hallazgo, Bobadilla vió esto como una señal divina de protección y arengó a sus tropas para seguir luchando encomendándose a la Inmaculada Concepción.
«la Inmaculada», de Murillo.
Aquella noche de incertidumbre esperando un desenlace final se levantó un viento helado, inusual por aquellas fechas, congelando las aguas del río Mosa. Los españoles aprovecharon esta oportunidad caminando sigilosamente por las aguas heladas para sorprender al ejército de Holak. Era 8 de diciembre de 1585, durante la Guerra de los ochenta años. Consiguieron una gran victoria. Holak sorprendido manifestó que “parece que Dios es español al obrar, para mí, tan grande milagro”. En el mismo campo de batalla, vencido el ejército de Holak, se proclamó a la Inmaculada Concepción Patrona de los tercios de Flandes y de Italia.
La festividad de la Inmaculada Concepción se celebra en toda España desde 1644 rememorando el milagro de Empel. Y especialmente desde la bula “Ineffabilis Deus” del Papa Pio IX, el 8 de diciembre de 1854, en la que declaró dogma de la fe católica la Inmaculada Concepción de la Virgen María.
Posteriormente, desaparecidos los Tercios como tales, la primera y mejor infantería del mundo, la Reina Regente María Cristina de Habsburgo “declara, por una Real Orden, Patrona del Arma de Infantería a Nuestra Señora la Purísima e Inmaculada Concepción”, el 12 de noviembre de 1892.
Pues ya ven, el 8 de diciembre es la festividad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María y, a su vez, Patrona del Arma de Infantería española y de toda España.